Antes conocida como “la mata que mata”; ahora los mercados de Europa y América se interesan en ella para vender productos médicos de calidad.
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El 16 de agosto de 2017 el Gobierno le dio vía libre a la marihuana medicinal. Sin duda un hito social en un país que estaba acostumbrado a ver la mata de cannabis como un demonio que envenenaba la sociedad. Desde ese día se volvía legal una industria que podría tener efectos positivos en la salud de miles de enfermos, pero también en la economía colombiana.
A pesar de ser un mercado nuevo en el país, estimaciones indican que podría ascender a USD $2.000 millones en el mercado nacional y hasta USD $70.000 millones en el mercado internacional, con lo cual podría convertirse en una industria relevante, donde expertos aseguran que puede llegar a igualar los ingresos de la industria cafetera y de las flores juntas, según una publicación de la Universidad de los Andes.
El estimativo no es para nada descabellado pues tan solo una semana después de aprobada la ley que regula la industria se constituyeron más de 5 empresas interesadas en el negocio. Incluso, dos de las empresas que más se afanaron en constituirse fueron canadienses. Las inversiones realizadas iban desde los USD $50 millones, con lo cual se realizó el montaje para el cultivo, la compra de equipos para la extracción y los laboratorios para el desarrollo de la genética de la planta.
Una de las resoluciones fue la 579 de 2017 en la que se establecía que aquellos que cultiven en una superficie de media hectárea o menos son considerados pequeños y medianos cultivadores y, por tanto, podrán acceder a asesoría técnica, asignación prioritaria de cupos y compra de su producción por parte del transformador. La normativa, en efecto, establece que el 10 por ciento del total de la producción del transformador debe provenir de un pequeño y mediano productor. De esta forma se abrió la puerta para que la industria no quedara solo en manos de grandes jugadores.
El Ministerio de Justicia reportó que desde 2017, a la fecha, han llegado a esa cartera más de 1.500 solicitudes de licencias, de las cuales se han aprobado 248 para un grupo de más de 50 empresas, entre multinacionales y pequeños productores. Según el diario La República, el Estado ha recibido más de $10.000 millones por los trámites de permisos básicos, los cuales se dividen en 35 licencias entregadas para el uso de semillas, 83 para el cultivo de plantas de cannabis psicoactivo y 129 para no psicoactivo.
En entrevista con Catorce6, Rodrigo Arcila, presidente de la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis, son varias las muestras claras del crecimiento importante de la industria: “En primer lugar el número de licencias aprobadas tanto por el Ministerio de Salud y Protección Social como por el Ministerio de Justicia y del Derecho. En total, según el último reporte oficial de dichas entidades, 122 y 125 respectivamente. La segunda manifestación de ese crecimiento es el número de empresas con músculo financiero que en unión con inversionistas nacionales han llegado al país.
Y es que apenas dos años después de firmados los decretos reglamentarios, la Asociación ya tiene más de 30 empresas afiliadas. En enero de 2018 la componían en sus inicios solo 6 fundadoras.
Para Arcila, la regulación de las autoridades está bien elaborada y es otro factor que ha ayudado al crecimiento de la industria, sin embargo, considera que es un compuesto que se puede usar de muchas otras formas y no debería quedarse solo en el sector médico. “Los alcances no son solo medicinales sino también en el campo alimenticio y de suplementos dietarios. Estos avances esperamos se reflejen en la dinámica de la legislación que hasta el momento vamos estudiando y concertando con el Gobierno”.
¿Es posible hablar de Colombia como una potencia? Sin duda. Según el líder gremial, los costos en el país para desarrollo de productos son de 1 a 10 frente a otros países que han incursionado en la industria. “no vamos a dejar pasar este momento histórico y favorable para este motor de desarrollo.”
Ahora el Ministerio de Salud alista una normatividad que, según ellos, busca aclarar conceptos respecto de los usos del cannabis, detallar los requisitos y funcionamiento del sistema de licenciamiento, definir los controles para impedir el desvío del cannabis, entre otros aspectos.
Al respecto los empresarios han manifestado algún malestar porque la nueva reglamentación le daría el mismo trato a los derivados de la planta que no son psicoactivos con la parte que sí lo es. Esto traería nuevas trabas o más demora en los trámites de comercialización y exportación.
La cartera respondió un cuestionario a este medio, en el que argumenta que “es importante tener en cuenta que el cannabis en general tiene un potencial de psicoactividad, por ejemplo, durante el proceso de implementación de la reglamentación actual, ha sido evidente que el proceso de transformación del cannabis genera una potencial concentración de su componente psicoactivo (THC) además, morfológicamente algunas plantas de cannabis psicoactivo y no psicoactivo son iguales. Por ello, con la propuesta de decreto en discusión se pretende controlar dicho proceso de transformación y permitir con ello que puedan ser aprovechados todos los derivados que sean obtenidos”.
No obstante, y más allá de cualquier trámite burocrático, lo que puede poner a volar esta industria, como en todos los sectores, es la credibilidad que los clientes le den al Cannabis, sumado al visto bueno de los médicos. A nivel mundial viene encontrándose una evidencia científica que es sumamente valorada y consecuentemente las intenciones de decenas de países de aprovechar los beneficios de esta planta y adelantar un proceso de industrialización que ya se ve en Colombia.
Beneficios Cannabis/Foto: InMed Pharmaceuticals
Cada vez más evidencia científica
Son muchos los usos y efectos positivos que se atribuyen al cannabis en distintos estudios científicos. El Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, por ejemplo, ha certificado su eficacia para el tratamiento de náuseas y vómitos relacionados con la quimioterapia, para aliviar el dolor y aliviar la ansiedad.
“En un estudio de extracto de Cannabis que se administró en forma de aerosol debajo de la lengua, se encontró que este extracto ayudó a los pacientes de cáncer avanzado cuyo dolor no se alivió con opiáceos fuertes solos. En otro estudio, los pacientes que recibieron dosis más bajas de canabinoides en aerosol tuvieron mejor control del dolor y menos pérdida de sueño que los pacientes que recibieron un placebo”, dice el informe del Instituto.
Además, una recopilación de estudios y normas legales realizada por Mayo Clinic en Estados Unidos indica que su efectividad es comprobada y aprobada en algunos estados para enfermedades y dolencias tales como:
- Esclerosis lateral amiotrófica
- Anorexia por VIH/SIDA
- Dolor crónico
- Enfermedad de Crohn
- Epilepsia o convulsiones
- Glaucoma, aunque American Academy of Ophthalmology no recomienda la marihuana medicinal
- Esclerosis múltiple o espasmos musculares graves
- Náuseas, vómitos o desgaste severo relacionado con el tratamiento del cáncer
- Enfermedad terminal
- Síndrome de Gilles de la Tourette
Por otro lado, desde 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció su recomendación a los gobiernos de eliminar el cannabis y la resina de cannabis de la Lista IV de la Convención Única sobre Estupefacientes. El objetivo de la petición es que en ese listado solo están las sustancias que son consideradas peligrosas y sin ninguna capacidad terapéutica. Un concepto claramente desencajado que está así desde 1961.
“El Comité reconoció los daños a la salud pública presentados por estas sustancias, así como su potencial para uso terapéutico y científico. Como resultado, el Comité recomendó un sistema más racional de control internacional en torno al cannabis y las sustancias relacionadas con el cannabis que evitaría los daños relacionados con las drogas y al mismo tiempo garantizaría que las preparaciones farmacéuticas derivadas del cannabis estén disponibles para uso médico” dice el Comité de Expertos de la OMS en Farmacodependencia.
En Colombia, el Ministerio de Salud está convencido que ha aumentado la producción de evidencia científica sobre el uso del cannabis en indicaciones médicas tales como: dolor crónico, epilepsia refractaria, espasticidad por esclerosis múltiple, náuseas y vómitos asociados a quimioterapia.
“Por lo anterior, cobra vital importancia para Colombia continuar avanzando en la investigación científica y aprobar medicamentos que cumplan con los requisitos sanitarios del país, de tal forma que se garantice su calidad, seguridad y eficacia”.
La cartera advierte que sin duda estos productos son beneficiosos toda vez que se amplían las posibilidades terapéuticas y brindan con ello una alternativa para mejorar su calidad de vida de forma segura. “Una vez culminadas las etapas de investigación y desarrollo de productos terminados, podremos acceder a productos de calidad con las debidas autorizaciones sanitarias”.
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Exportando Cannabis a Europa y Norteamérica.
Escuchar eso parecía imposible, pero sí, Colombia ya está exportando de manera legal cannabis al viejo continente y a Canadá. Por supuesto no para uso recreativo, pero sí medicinal e investigativo. El primer producto de la empresa colombiana Clever Leaves llegó al aeropuerto Heathrow de Londres el pasado 28 de julio y completó los trámites de aduana el miércoles 31 de julio. Esenia, es el nombre del medicamento a base de cáñamo que está diseñado para mejorar la calidad de vida de las personas.
“Contamos con 15 hectáreas de cultivo y nos estamos expandiendo a 25, lo cual nos deja como una de las compañías más grande del mundo en términos de capacidad instalada. Estamos ubicados en el municipio de Pesca, Boyacá, donde generamos aproximadamente 300 empleos”, le contó a Catorce6, el CEO de Clever Leavez, Andrés Fajardo.
Sobre esta primera exportación comercial de cannabis desde Colombia, Fajardo aclaró que se trata de un primer paso para llegar a toda la Unión Europea con la línea farmacéutica que son los productos que tienen componente psicoactivo del cannabis y que requieren fórmula medía. En el corto plazo están trabajando para llegar también a México, Brasil y Perú que es donde está avanzando la legislación.
“Llegar a exportar cannabis es un proceso complejo porque nadie más lo ha hecho, pero finalmente exportar cannabis es igual que exportar, por ejemplo, medicamentos con sustancias controladas como los opioides. Entonces ese tipo de comercio existe pero no deja de ser complejo porque se necesitan permisos de la Policía Antinarcóticos, del Fondo Nacional de Estupefacientes, del ICA, de la DIAN (…) además de todo eso en Colombia, toca lograr el permiso de importación de los países de destino”, asegura Fajardo.
A Canadá, el envío fue con fines científicos. Health Canada, que es el departamento del gobierno de Canadá responsable de la salud pública nacional, expidió el pasado 16 de enero seis autorizaciones a Clever Leaves para importar flor seca de cannabis. A su vez, el Fondo Nacional de Estupefacientes otorgó el 29 de enero seis autorizaciones para exportar dicho material desde Colombia.
Otro ejemplo es el de la compañía Medcann Colombia, que fue la primera del país que logró el registro de 12 variedades psicoactivas de cannabis en diciembre del año pasado y el pasado 20 de agosto obtuvo la aprobación del primer cupo que otorgó el Ministerio de Salud para procesarlo y exportarlo.
Junto a estas compañías están otros jugadores gigantes como la canadiense Pharmacielo, cuyo director corporativo, David Gordón, dijo que su empresa está ajustando detalles de los métodos y procedimientos de envío desde Colombia a los países receptores de extractos de cannabis, y que este año harán su primera exportación.
Según Procolombia, el mercado global de cannabis medicinal en 2015 estuvo avaluado en US$11.400 millones y se proyecta que alcanzará los US$43.000 millones en 2025. La categoría de tratamiento del dolor representó el 39,6% de los ingresos de la industria en 2015 y se proyecta que será una de las de mayor dinamismo en los próximos 10 años, debido al potencial de la planta en el alivio de dolores crónicos y neuropáticos.
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Preocupación por el permiso de la ONU
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife), una dependencia de las Naciones Unidas, confirmó que en Colombia el consumo interno de cannabis con fines medicinales e investigación no podrá superar las 1,2 toneladas y los 750 kilos de resina para este año. Es decir, un 97,3 % menos de lo autorizado para el año pasado: 45 toneladas.
Francisco E. Thoumi, experto y miembro de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), explicó en Blu que este organismo de Naciones Unidas verifica la legitimidad del comercio internacional de los productos derivados del cannabis y de acuerdo con el análisis, para este año la junta autorizó esa cantidad que no supera la tonelada y media.
Pero además Thoumi fue muy claro en advertir que la supuesta bonanza de marihuana medicinal que se había vendido desde el Gobierno anterior, no eran tan ciertos. “En Colombia hay grupos que sueñan con una bonanza de marihuana medicinal que no creo que sea factible”.
En principio la noticia sonó como alarmante. Algunos medios lo calificaron como un golpe mortal y otros advirtieron sobre posibles quiebras de empresarios internacionales que habían traído millones a Colombia.
Sin embargo, Arcila indica que la decisión de la JIFE es tan solo un ajuste que se da por la dinámica que se está viendo el mercado pero sí advirtió que el Gobierno debería ser mucho más activo en el tema: “cada empresa presenta sus solicitudes de acuerdo con una demanda interna y externa. La JIFE no aprueba, sino que confirma el cupo tramitado a través del FNE. La pregunta es, con qué criterio pasó de una solicitud de 40 a 1.2. Es una llamada al gobierno para estar más presentes”.
María Claudia Lacouture, exministra de Comercio y directora de la Cámara de Comercio Colombo Americana, expresó que hace falta una estrategia institucional. Desde su visión, “Colombia debe aprovechar opciones de nuevos negocios para impulsar emprendimiento, exportaciones y empleo. Cannabis medicinal sin componente alucinógeno genera 16 puestos por hectárea, palma entre 7 y 10, banano,1. Se requiere estrategia de apoyo para el sector”.