Sábado, 12 Abril 2025

FOTO Jorge Sanchez Espinosa
Por: Jorge Alberto Sánchez Espinosa, PhD
Ex Presidente de la Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo (2015-2016)
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En el marco del XIX Congreso Colombiano de la Ciencia del Suelo realizado en Cartagena en el mes de octubre del 2019, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi presentó los resultados de la investigación sobre “Los suelos hídricos de Colombia y su relación con humedales y usos de la tierra”, a través de la Subdirección de Agrología y bajo la coordinación del Doctor Dimas Malagón Castro, quien durante los años 2017, 2018 y 2019, coordinó las investigaciones de 24 especialistas en ciencias de la tierra, ciencias sociales y económicas, con la finalidad de estudiar las tierras que circundan los cuerpos de agua de los humedales interiores del país, caracterizarlas  ecológica  y ambientalmente y conocer  las causas y consecuencias de su problemática ambiental actual.

La metodología establecida para el estudio se aplicó en dos escalas de trabajo: nacional (1:100.000) y semidetallado (1:25.000) en tres zonas especiales de investigación (La Mojana, Casanare y Sibundoy), contrastantes en su dinámica hidrológica (humedales permanentes o estacionales) y condiciones  socioeconómicas de sus habitantes. Las características redoximórficas están definidas como características asociadas con la humedad en el suelo que resultan de la reducción y oxidación del hierro (Fe) y del manganeso (Mn) después de procesos de saturación y desaturación. Los suelos hídricos se forman, por lo tanto, en grandes o pequeñas depresiones del terreno (superficies plano cóncavas) bajo una variedad de climas y materiales parentales y tienen en común, la condición de saturación superficial prolongada, en la que un alto porcentaje del espacio poroso se llena con agua.

Los resultados del estudio son numerosos y variados, ejemplos de algunos de ellos son: La extensión de las tierras con geoformas depresionales y suelos hídricos que bordean los cuerpos de agua de los humedales interiores de Colombia las cuales abarcan 18’594.974 hectáreas, equivalente al 16,3% del total de los suelos del país, de los cuales y de acuerdo a su capacidad de uso y vocación 12,7 millones de hectáreas deben destinarse a zonas de conservación y protección, 4 millones de hectáreas a zonas de producción condicionada (Agroforestal) y 1,5 millones de hectáreas  son zonas protegidas legalmente.

El estudio hidrológico realizado en las zonas seleccionadas y contrastantes (La Mojana, Casanare y Sibudoy) demostró que están perdiendo humedad, debido a que se encuentran a una capacidad de llenado del vaso depresional entre el 14 y el 23% de su capacidad máxima, estimándose que el nivel del agua ha bajado aproximadamente el 80%.

En la zona especial del Departamento del Casanare se logró establecer que el 64% de las tierras presentan conflictos de uso por sobreutilización, el 9% por subutilización y el 26% presentan un uso adecuado.

En la zona especial de la Mojana que comparten los departamentos de Sucre, Bolívar, Córdoba y Antioquia, el 38% de las tierras presentan conflicto de uso por sobreutilización, el 14% por subutilización y el 48% en uso adecuado.

Así mismo en la zona especial del Valle de Sibundoy en el departamento del Putumayo, el 77% presenta conflicto por sobreutilización, el 19% por subutilización y sólo el 5% presentan uso adecuado. Caracterizado por la fuerte influencia de cenizas volcánicas (Andisoles) y también por la existencia de abundantes materiales orgánicos, con predominio de los suelos del orden Histosoles.

Ante este panorama tiene especial relevancia su gestión ambiental, en la medida en que se constituyen ecosistemas estratégicos y frágiles, debido a la adaptación a los efectos del cambio climático y al aseguramiento de su biodiversidad.

La cartografía generada de los Suelos Hídricos tiene importancia práctica en la prevención de desastres naturales por inundaciones (zonas bajas) y en los relacionados con movimientos en masa (zonas altas), especialmente si están deforestados, degradados y en pendientes pronunciadas.

El panorama de estos suelos y ecosistemas en verdad es preocupante y con la  ilustración que ya se tiene, lo que se requiere es hacer, implementar, aplicar y gestionar, no a espaldas de la comunidad y en bien del país.

 

 

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