El prototipo fabricado genera medio litro de agua potable en una hora, gracias a los siete kilovatios de energía obtenida de los rayos solares.
Con el fin de solucionar el problema de escasez de agua en la comunidad de Cerro Malibú en el barrio Villa Fatima de Riohacha, estudiantes de ingeniería eléctrica de la Universidad Nacional produjeron un desalinizador solar con material reciclable. Los elementos usados para fabricar el artefacto son palos, madera, plástico y una lámina de metal.
Foto tomada de Unimedios
“El prototipo tiene por objetivo llevar el agua a cierta temperatura para que se genere vapor y luego esta salga pura, mientras el dispositivo recoge la sal, la arena y los microorganismos. Y para usar la energía solar se aplicaron conocimientos en óptica de refracción y reflexión en elementos cóncavos que permiten transferir la energía para calentar el agua”, afirmó Jeisson Abello, estudiante de la Universidad Nacional.
Gracias a los rayos del sol, en la Guajira hay una incidencia energética por metro cuadrado de siete kilovatios por hora. Una de las más altas en el país.
El estudiante concluyó afirmando que “para funcionar, el desalinizador requiere de dos partes fundamentales: el foco (tubo horizontal) y la parábola, es decir el espacio cóncavo del sistema, o la lámina. En esta, como en los espejos, se refleja la luz cambiando la dirección hacia el tubo. El prototipo solo funciona con el movimiento del Sol durante el día, de oriente a occidente, por el movimiento de la Tierra en el que el Sol siempre va a pasar por encima de la luz generando energía enfocada en la lámina”.
Por su parte, la Universidad Nacional de Colombia afirmó en un comunicado que “el objetivo del proyecto es solucionar el problema de acceso al agua potable de esta comunidad indígena” que en su mayoria son desplazados de Taora y Punta Gallinas en la Alta Guajira por el paramilitarismo.

“El prototipo tiene por objetivo llevar el agua a cierta temperatura para que se genere vapor y luego esta salga pura, mientras el dispositivo recoge la sal, la arena y los microorganismos. Y para usar la energía solar se aplicaron conocimientos en óptica de refracción y reflexión en elementos cóncavos que permiten transferir la energía para calentar el agua”, afirmó Jeisson Abello, estudiante de la Universidad Nacional.
Gracias a los rayos del sol, en la Guajira hay una incidencia energética por metro cuadrado de siete kilovatios por hora. Una de las más altas en el país.
El estudiante concluyó afirmando que “para funcionar, el desalinizador requiere de dos partes fundamentales: el foco (tubo horizontal) y la parábola, es decir el espacio cóncavo del sistema, o la lámina. En esta, como en los espejos, se refleja la luz cambiando la dirección hacia el tubo. El prototipo solo funciona con el movimiento del Sol durante el día, de oriente a occidente, por el movimiento de la Tierra en el que el Sol siempre va a pasar por encima de la luz generando energía enfocada en la lámina”.
Por su parte, la Universidad Nacional de Colombia afirmó en un comunicado que “el objetivo del proyecto es solucionar el problema de acceso al agua potable de esta comunidad indígena” que en su mayoria son desplazados de Taora y Punta Gallinas en la Alta Guajira por el paramilitarismo.