En el Día Mundial de la Bicicleta, Catorce6 hace una radiografía de las condiciones actuales del país para el uso de este medio de transporte. Expertos consideran que se ha avanzado pero hace falta mucho.
Son innegables los beneficios ambientales que implica un mayor uso de la bicicleta como medio de transporte habitual y así se ha documentado en diferentes estudios. Según un informe reciente del Instituto de Transporte y Desarrollo de Políticas (ITDP, en Inglés), junto a la Universidad de California Davis, el incremento significativo en el uso de esta herramienta como medio de transporte podría cortar 11 por ciento las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2) en el lapso de 35 años.
Por este motivo, cientos de organizaciones de usuarios de bicicleta pidieron durante la COP21 de París establecer una agenda de políticas públicas que incentiven el uso del llamado “caballito de acero”.
Colombia no se ha quedado atrás en ese objetivo. Expertos aseguran que en ciudades capitales del país, como Medellín y Bogotá, se ha mostrado una “voluntad política” de trabajar en diferentes aspectos que contribuyen en este objetivo.
Juan Manuel Prado, de la Fundación Despacio, es una de las personas que más ha estudio el tema e incluso ha servido de asesor en la implementación de políticas públicas en el tema. Aseguró en entrevista con Catorce6 que “hay voluntad política porque hace unos años nadie hablaba de la bicicleta y hoy vemos ciudades como Bogotá y Medellín, entre otras, que han avanzado mucho. También se ha convertido en un tema importante para el Ministerio de Transporte y en todo el país hay colectivos de usuarios promoviendo el medio de transporte”.
Sin embargo, hace falta mucho camino y hay varios temas que preocupan a las personas que usan la bicicleta como un medio habitual de transporte, entre ellos la accidentalidad, la seguridad, la planeación de infraestructura y una reglamentación clara que beneficie a los usuarios.
En los dos primeros aspectos, por ejemplo, es evidente la problemática que se vive en las ciclorrutas de diferentes ciudades, especialmente de Bogotá. Hace apenas un mes, en medio de un debate de control político, el concejal Juan Carlos Flórez denunció que al día se roban tres bicicletas en la capital y que además se aumentaron 16,7 por ciento el número de ciclistas muertos en accidentes de tránsito entre 2012 y 2014.
A esto se suma la falta de planeación en la infraestructura: “Por ejemplo, en Bogotá hay cientos de kilómetros de ciclorrutas, pero muchas no las usan en diferentes sectores porque no son funcionales y muchas otras porque no son continuas y al ciclista le toca usar la misma vía de los vehículos y hay casos en otras ciudades, en la costa Atlántica, por ejemplo, donde se usa mucho la bici pero no tienen nada de vías”, advierte Prado.
En el mismo sentido, las asociaciones de usuarios advierten algún vacío en la reglamentación de transporte y de políticas generales que incrementen el uso a nivel nacional. Ante esta denuncia ya se han planteado soluciones como el proyecto de ley de la Alianza Verde que hace trámite en el Senado y que propone que las empresas otorguen días de compensatorio a los trabajadores que lleguen en bicicleta, entre otros beneficios. Sin embargo, el proyecto fue presentado hace 8 meses y solo ha pasado uno de cuatro debates.
Por su parte, el Gobierno anunció que por lo menos 16 proyectos (unos 88 kilómetros) de vías nacionales incluirán carriles preferenciales para ciclistas, lo cual busca incentivar su uso, pero además reducir la accidentalidad en las carreteras.
Las cifras demuestran que aún hay mucho por hacer
Según datos del Ministerio de Transporte, actualizados el pasado 5 de abril, en las ciudades principales de Colombia apenas hay 223 kilómetros de ciclorrutas que están distribuidas de la siguiente manera:
Cali: 50 km
Montería: 1 km
Bogotá: 100 km
Valledupar: 43 km
Popayán: 15 km
Santa Marta: 13 km
Los datos son relevantes si se tiene en cuenta que solo en Copenaghe, que es una ciudad más pequeña que Bogotá, hay 400 kilómetros de carriles exclusivos para ciclistas. “Pero se debe tener en cuenta que Copenaghe inició su proceso de incentivo a la bici desde los años 70 y nosotros apenas en el 2000… probablemente para 2030 podamos tener una condición similar a la de la capital de Dinamarca”, recalca Prado.
Bogotá y Medellín también se llevan los primeros lugares en proporción de viajes. En estas ciudades la bicicleta se usa en el 6 por ciento y el 4 por ciento de los trayectos, respectivamente. En ciudades como Amsterdam alcanza el 45% del uso.
Por eso y mirando a futuro, la fundación Despacio sugiere que se planee de mejor forma la construcción de vías especiales según la necesidad de cada ciudad para que las inversiones y los esfuerzos no se terminen perdiendo por la costumbre de “construir por construir”.
La tradicional Ciclovía de Bogotá se ha convertido en referente de varias ciudades del país. / Foto: Cortesía Colprensa