¨Una vez es suerte, dos veces es coincidencia y tres veces ya es un patrón¨. Así describe este nuevo fenómeno el Profesor de Física, Bangalore Sathyaprakash, de las prestigiosas universidades de Penn State y Cardiff.
Como parte de su Teoría de la Relatividad, Albert Einstein propuso la existencia de los agujeros negros: regiones del espacio con una fuerza de gravedad tan potente que ni la luz puede escapar de su interior. Este fenómeno no es visible y es detectable gracias al comportamiento de gases y estrellas a su alrededor, ya que cuando una estrella orbita cerca de un agujero negro, se produce una luz de alta energía como los rayos X, los cuales pueden ser detectados con instrumentos ya desarrollados aquí en La Tierra.

El equipo de científicos que conforman el Observatorio Gravitacional de Interferometría Láser (LIGO por sus siglas en inglés) con sede en Washington y Lousiana, ha logrado detectar por tercera vez las señales emitidas por dos enormes agujeros negros que colapsaron en el Espacio y se fusionaron en uno solo. Estas señales son conocidas como ondas gravitacionales y se producen por el movimiento de objetos en el Universo a través del espacio-tiempo. En esta ocasión, las ondas detectadas pertenecen a dos agujeros negros localizados a unos 3 mil millones de años-luz de nosotros. Los científicos de este descubrimiento, han estimado que los dos agujeros negros que se fusionaron para producir estas ondas percibidas, tenían 19 y 31 veces la masa del Sol, lo cual es una revelación enorme en este campo de la ciencia, pues se creía que no existían agujeros negros con más de 20 veces la masa del Sol.
El mundo de la cosmología está siendo revolucionado y ahora los científicos se están replanteando sus trabajos, pues el hecho de que existan múltiples agujeros negros en el Universo con un masa de hasta 20 veces la del Sol, puede llevar a implicaciones como la probabilidad de que varias de las estrellas que se llevan estudiando por años pueden ser mucho más antiguas de lo pensado y haber nacido cerca del famoso momento del Big Bang, por lo cual estarían formadas por elementos livianos como el hidrógeno y el helio en vez de carbón y nitrógeno. Por ahora el equipo de LIGO continúa analizando sus más recientes detecciones y prometen nuevos descubrimientos conforme afinen su herramientas de medición de ondas gravitacionales.