Sábado, 15 Marzo 2025

Es la planta más pequeña del mundo y produce frutos en solo dos meses. La idea es de la ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional de Colombia Martha Lucía Orozco Cárdenas.

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Foto: Agencia de Noticias Universidad Nacional

Martha Lucía Orozco Cárdenas, ingeniera agrónoma y actual directora del Centro de Investigación en Ingeniería Genética de la Universidad de California en Riverside, es quien desde hace varios años estudia la manera de alterar los genes de las plantas para su mejoramiento genético y hoy ya cuenta con apoyo de la NASA para su planta de producción de tomate.

La Nasa empezó a financiar dicho proyecto con el fin de encontrar soluciones alimentarias para los astronautas cuando están en el espacio por un periodo de tiempo prolongado.

La ingeniera Martha, junto con su equipo de trabajo, desarrollaron estos tomates, más pequeños que el cherry y miden en promedio cuatro centímetros de alto por ocho de ancho.

Esta variedad “florece y produce raíces como cualquier otra, pero en tamaño muy reducido. Además se destaca por producir más semillas que el tomate cherry”, destaca la ingeniera.

Por ser una planta de tomate tan pequeña, la Nasa mostró interés en la investigación, porque se puede cultivar en espacios reducidos como es el caso de la Estación Espacial Internacional, decidiendo, a principio de año, financiar la investigación y ver si se puede aplicar la misma tecnología a otras especies como papa, remolacha, zanahoria, frambuesa, berenjena, entre otras especies similares.

“No solamente hemos mejorado la planta en la reducción de follaje y producción de frutos, sino que estamos tratando de mejorar la capacidad fotosintética mediante el incremento en la tasa de asimilación del CO2 y la producción de oxígeno, ya que en la Estación Espacial Internacional se generan altas cantidades de CO2”.

Orozco agregó que, en dos años, cuando terminen el estudio financiado por la Nasa, esperan tener los análisis a nivel genético, fenotípico, la calidad del fruto y conseguir una planta ideal, que se pueda cultivar no solamente en la estación espacial sino también en cualquier espacio reducido o usar para cultivos hidropónicos verticales.

“En el proceso se implementó la técnica moderna de edición de genes usando la tecnología de CRISPR. Lo que hicimos fue la eliminación puntual (mutación) en uno de los nucleótidos del gen que controla el tamaño de la planta”, aseguró la investigadora.

 

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