Miércoles, 23 Abril 2025

Muestreos realizados en las bahías de Buenaventura y Málaga demostraron que los pelícanos del Pacífico colombiano tienen altos niveles de mercurio.

Historia similar se hizo pública en 2013 con los atunes enlatados comercializados en Cartagena, cuando una investigación, liderada por la Maestría en Toxicología de la Universidad Nacional de Colombia, evaluó 41 muestras de cuatro marcas. La indagación confirmó que de las cuatro marcas analizadas, solo la importada cumplía con los estándares de niveles de mercurio que dicta la norma, mientras que las tres nacionales se excedían hasta en un 50% por ciento el nivel máximo permitido.

Estos casos se unen a las denuncias sobre la contaminación de peces como la palometa o el siete cueros, el ronco rayado y la cojinoa, tres especies muy consumidas por los cartageneros y que de acuerdo a un estudio conjunto de la Universidad de Cartagena y la Universidad Nacional de Colombia presentaron concentraciones por encima de 0,5 microgramos de mercurio por gramo de músculo, lo máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud.

La real situación de la contaminación por mercurio en nuestro país es un reto para la reciente formalización que el gobierno realizó del Plan Único Nacional de Mercurio, que busca eliminar gradual y definitivamente el uso de este metal en el sector minero e industrial de Colombia. “En actividades que tradicionalmente su control tiene unas debilidades bastante grandes y nos referimos puntualmente al tema de la minería, en donde, como todos saben, el mercurio juega un papel devastador en varios frentes, pero especialmente en el tema de las fuentes y recursos hídricos”, afirmó en rueda de prensa el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Gabriel Vallejo López.

Vale el esfuerzo del Gobierno, que surge primero de sus compromisos por ser parte del convenio de Minamata firmado en 2013 y segundo de su ambición por ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), donde tiene más de 250 requerimientos por cumplir, 35 por ciento de los cuales están centrados en el Ministerio de Ambiente, y uno específico que nos obliga, como país, a desmontar el mercurio desde el punto de vista de su utilización en actividades mineras e industriales.

Vale que le apueste a una ruta de trabajo clara para alejar al mercurio de los animales, el ambiente y los humanos, pues la gravedad que sugiere es intimidante. En el caso de los pelícanos, el metilmercurio tiene la capacidad de reemplazar el calcio en los huevos de los pelícanos. “Con estos altos niveles, al depositarlos y empollarlos, se pueden reventar, lo que generaría un problema de supervivencia en esa población”, advierte el investigador Guillermo Duque, quien estuvo a cargo de los estudios con estas aves.

Y continúa: “El mercurio hallado en las plumas de estas aves sería resultado del consumo, por parte de los pelícanos, de tres especies de peces que tienen este químico. Aunque no se conoce la fuente principal del químico, es probable que se deba a que en Buenaventura desemboca el río Dagua y que cerca a la frontera con el departamento del Chocó llega el río San Juan. Es factible que lleven el químico en sus afluentes”.

Lo anterior tiene sentido si recordamos que informes de la Policía Nacional en este año identificaron 307 focos donde hay asentados yacimientos de oro, explotados de manera ilegal, gran parte de estos ubicados principalmente en los departamentos de Chocó y Antioquia.

En el caso de los humanos, el profesor Jairo Téllez Mosquera, coordinador académico de la Maestría en Toxicología de la Universidad Nacional explica que si un niño de 25 kilogramos comiera una ración diaria de 100 gramos de atún, con valores del metal como los hallados en las muestras estudiadas, “solo bastarían 54 días para que empezara a presentar efectos nocivos”. Los efectos se evidencian en el sistema neurológico y en el  comportamiento, pues el mercurio, en concentraciones altas, afecta directamente el Sistema Nervioso Central.

Sin embargo, viendo el tamaño de las repercusiones, queda cierto vacío en el aire por la amplitud de los tiempos planteados en el Plan del Gobierno, pues solo hasta 2018 se eliminaría el mercurio de la minería (en 2023 se sacaría totalmente de la industria), cuando, tal como lo expresó el Ministro, es vital frenar el paso del mercurio hacia los afluentes, pues es a través del agua que el mercurio está extendiendo su estela de muerte.

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