Cerca de 50 millones de hectáreas de suelo colombiano se encuentran afectadas por factores erosivos debido a la sobreexplotación de recursos, confirmó esta semana la Ministra de Medio Ambiente Luz Helena Sarmiento. Actividades humanas como minería, deforestación, ganadería y agricultura, así como las consecuencias de deterioro ambiental por cambio climático convierten a la superficie del país en presa fácil de críticos impactos contra la naturaleza.
Las actuales condiciones de deterioro de la vegetación, el agotamiento de recursos hídricos y el exceso de fertilizantes en cultivos son las principales causas que potencializan la erosión y disminuyen la productividad. “El 5 por ciento de los suelos del país son altamente susceptibles a la salinización y degradación. El desarrollo de actividades de forma no sostenible, sumado al calentamiento global aceleran procesos como erosión, salinización y desertificación, los cuales desequilibran el sistema natural y producen pérdida de productividad del suelo, inseguridad alimentaria y disminución de ingresos entre otros” señaló.
Según la funcionaria, la región Andina es la zona más propensa a presentar problemas de desertificación, con un avance de 2.000 hectáreas al año, casi el 80 por ciento de la totalidad de zonas afectadas del país. Recientes estudios de autoridades ambientales como el MADS y el IDEAM señalan que importantes ecosistemas como bosques andinos, tropicales y páramos son los escenarios más vulnerables, por la continua pérdida de vegetación.
Para Juan David Ramírez Soto, director de Calidad Ambiental de Corantioquia “Una de las formas más comunes que debería implementarse para evitar la deforestación de los suelos es por medio de la planificación, que permite conocer las características del suelo y en función de esto dar un adecuado uso al territorio”.
En esa medida, el Gobierno planea mecanismos para mitigar los impactos que se derivan de la erosión, que afectan por igual al medio ambiente, agricultores y comerciantes en Colombia. Uno de ellos es apostarle a la agroecología como una herramienta efectiva y menos costosa para evitar consecuencias y recuperar la productividad del suelo. “Con esta práctica, los campesinos están aprendiendo a usar diferentes técnicas para erradicar el uso de químicos y así salvaguardar sus cultivos, lo que significa que de alguna manera se están mejorando las formas de sostener el suelo. Precisó la ministra Sarmiento.
El MADS hace un llamado a las autoridades ambientales para que adopten estrategias que permitan conservar las zonas fértiles del país. La idea es invertir capital para mejorar la calidad de los suelos y lograr que estos sean espacios sostenibles para la población. También advierte que es urgente incluir el tema en las políticas nacionales de cambio climático.