Fotos: Guillermo Gómez
Texto: Patricia Barrera Siñva
El Chocó es usualmente recordado por sus torrenciales lluvias, las ballenas jorobadas y su exuberante paisaje, pero no por el surf. Desde hace unos años, este deporte viene remontándose en Nuquí, ubicado en el corazón del departamento, y ya tiene jóvenes de la región clasificados en competencias nacionales.
Su pasión por el surf lo llevó a indagar el mar del Pacífico colombiano. Sería tal vez el año de 1992 cuando Guillermo llegó por primera vez a Nuquí, un municipio apetecido actualmente por colombianos y extranjeros que vienen atraídos por la riqueza natural y gastronómica del lugar.
En aquel entonces venía solo, se escapaba de Medellín para saciar su pasión por las olas, pero Nuquí lo conquistó, así que de la mano de su naturaleza paisa le dio vida, sin dudarlo, a un negocio familiar: un hotel llamado El Cantil, hoy convertido en uno de los sitios de descanso más apetecidos del municipio. Pasado algún tiempo, el quehacer diario trajo a su mente algo más, una necesidad profunda de devolverle a esta tierra toda la benevolencia que le brindó.
Aunque todavía no eran sus alumnos, los jóvenes chocoanos aprovechaban para observar desde las rocas a este hombre —descrito en la región como el surfista más visible del Pacífico colombiano— encaramándose en esa tabla para deslizarse “como por arte de magia” a través del agua.
Memo Gómez, como lo llaman quienes lo conocen, aprovechó la curiosidad de los jóvenes para preguntarles si querían acompañarlo, y comenzó a prestarles su tabla para enseñarles. Así iniciaron las clases.
Como si se tratara de la mejor parranda, niños y adolescentes comenzaron a llegar puntuales a su hotel, cada vez que podían, para aprender a remontar las olas. “Hacía reuniones con ellos y les empecé a enseñar sin que ellos lo sintieran… Vieron conmigo unos 70 u 80 videos, aún en cámara lenta, y ahí les enseñaba. Y luego al agua para corregirlos”, recuerda Guillermo.
Poco a poco quedó en evidencia que no solo había descubierto en Nuquí las mejores olas de Colombia para practicar el surf, sino también el mejor semillero de representantes del país en esta disciplina.
Se idearon una campaña social, a través de campeonatos de surf. Conforme las utilidades del hotel lo permitían, hacían uno que otro torneo al año y los premios eran tablas. Lo asombroso es que los turistas de El Cantil comenzaron a unirse y, de repente, algún huésped regalaba una o dos tablas… De hecho, en 2012 se hospedó Ryan, un australiano que se enamoró del proyecto y lo ha promovido en su país y en Estados Unidos, logrando apoyos importantes.
Al ver la alta acogida que tenían las reuniones con los jóvenes, Guillermo empezó a madurar la idea de enseñar no solamente un deporte, sino que el surf se convirtiera en un vehículo de cambio social. El objetivo era sacar a los jóvenes de la rutina de la pesca artesanal y el cultivo de plátano y borojó, para brindarles una alternativa de vida y abandonar la manía de pasar los días porque sí, para proyectarlos con la posibilidad de un futuro lleno de triunfos, si aprendían a esforzarse por ello.
El empeño de estos jovencitos en el aprendizaje del deporte los ha llevado a destacarse en varias competencias nacionales. Hoy tienen un club oficial con el apoyo financiero de personas australianas que creen en el proyecto y de la misma embajada de ese país, cuna mundial del surf.
Fomentar valores a punta de tabla
Los niños que hacen parte de esta iniciativa tienen entre 5 y 17 años, y tal vez la primera ola que deben aprender a remontar no está en el mar, sino en su carácter. De manera explícita, Guillermo sostiene que los jóvenes, al tiempo que son entrenados para sostenerse sobre una tabla de surf en medio de las olas más encumbradas, son motivados a cultivar valores importantes como la disciplina, el compañerismo y el sacrificio, para por supuesto ponerlos en práctica en la casa, el colegio y la comunidad. De eso depende que continúen en el equipo.
Nuevos aires para el Club en el 2014
Desde el año pasado, gracias a la gestión de Ryan, el huésped australiano del hotel de Guillermo, la Embajada de Australia en Colombia se vinculó al proyecto y donó seis tablas nuevas, y un empresario australiano donó ocho más. En abril, con ayuda de la Embajada, seis de los más destacados integrantes del grupo viajarán a Australia, junto a Néstor Téllez, su entrenador, para conocer cómo funcionan allí los clubes de surf.
El club de surf (constituido oficialmente en 2013) ya muestra resultados. El año pasado, de la mano de Néstor Téllez Arboleda, entrenador y fundador del club, salieron por primera vez de Nuquí 4 de los 27 integrantes, para representar al municipio.
Participaron en el ProChallenge 2013, realizado en Punta Roca, Atlántico, y en el Campeonato Nacional de Surf Tayrona, en Playa Casa Grande, Bolívar, donde Edwin Díaz (17 años) logró el tercer puesto en la categoría Open y Diana Marcela Palacios (12) logró el segundo puesto en Damas. Compitieron también en los Juegos Nacionales de Mar y Playa en San Andrés, y aunque no ganaron, sí dejaron muy en alto el nombre del departamento y el municipio.
Memo ya casi no surfea; las lesiones que le dejaron los 16 años de sus pasión por los deportes extremos ya no le permiten este deleite, pero vive feliz y seguro de que Nuquí ya no es un semillero exclusivo de estrellas del balompié, sino también de grandes surfistas.