Pese a que su tamaño es similar al de una uña, la llamada rana coqui alcanza a producir un sonido cercano a los 64 decibeles, comparable con el del pito de un automóvil, el cual tiene desesperados a algunos habitantes del norte de Barranquilla, quienes notan cómo la temporada de lluvias "alborota" el canto de esta especie que fue traída desde Puerto Rico hace cerca de 15 años.
Para Gabriela Pérez, habitante del barrio Prado, lo que empezó como la visita de una pequeña rana en el patio de su casa, terminó en una invasión que se hace sentir en las noches húmedas cuando el anfibio hace el particular sonido que pareciera decir co - qui. "Uno ni las ve, pero suenan muy duro y, cuando son muchas, desesperan", comenta la barranquillera.
Al respecto, Joe García, biólogo de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), hizo un llamado a la comunidad para que no las mate, pues algunos han solicitado "permiso" a la entidad para aplicarles veneno. "El problema es que como fue introducida a nuestro ecosistema, no tiene depredador natural en el entorno. Pero no por eso deben ser envenenadas", manifiesta el funcionario.
