El caso antes fue atendido por una denuncia según la cual la comunidad le arrojaba mascotas vivas para su caza y alimentación.
Foto: Captura Internet/VANGUARDIA LIBERAL
El reptil que en un principio se pensó sería un problema para la población ribereña por el riesgo que podría representar, se convirtió en la mascota de este municipio antioqueño.
Aunque las autoridades han recomendado a la población no interactuar con el caimán, tomando medidas como el encerramiento y la puesta de avisos que advierten de su presencia, los moradores gozan lanzándole comida.
La historia de Coco llegó a los medios de comunicación por una denuncia según la cual la comunidad le arrojaba mascotas vivas para su caza y alimentación. En ese momento, se ejecutó un operativo que incluyó 70 soldados del Ejército Nacional, 15 Policías y 10 expertos de la Corporación Autónoma Regional Corantioquia y el Zoológico Santa Fe de Medellín, quienes recogieron a Coco y lo llevaron hasta la ciénaga de Chiqueros, un hábitat más alejado del área urbana de Puerto Berrío, pero, para sorpresa de todos, en solo tres meses el caimán regresó a su lago.
Este animal, de aproximadamente dos metros de largo, recorrió los 30 kilómetros, desde donde lo reubicaron para volver a estar cerca de los vecinos del barrio Grecia. Ante este hecho de la naturaleza, las autoridades optaron por otra estrategia: educar a los habitantes del sector sobre las precauciones en la convivencia con el animal.
De esta manera, se procuró que Coco pueda seguir bañándose en esa ciénaga de Grecia, como lo ha hecho desde hace dos años.
Gigantesco caimán hace presencia en zona urbana de Puerto Berrío, Antioquia