Texto y fotos: Óscar Borja
Desde hace varios años, la ganadería ha sido considerada una de las actividades causantes de la acelerada deforestación en Colombia. Para cambiar el estigma, ganaderos de diferentes regiones, con el apoyo de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán), han adoptado el silvopastoreo como un modelo ambientalmente sostenible con excelentes resultados en la producción de carne y leche.
El primer informe anual de deforestación entregado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Ideam identifica la ganadería, la agricultura, la minería y la tala de árboles como los principales factores del arrasamiento de bosques en el país. En solo 2013, el país registró 120.933 hectáreas deforestadas de bosque natural asociadas al sector pecuario. De otra parte, los estudios del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexánder Von Humdbolt dicen que el 17 por ciento de los gases efecto invernadero son provocados por la deforestación y degradación de los bosques.
La vegetación brinda fuentes de proteina y energía.
Realidades como la anterior son las que han llevado a Fedegán, al Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (Cipav), al Fondo para la Acción Ambiental y la Niñez y al Fondo Mundial para el Medio Ambiente a iniciar desde el 2010 el proyecto Ganadería Colombiana Sostenible. La experiencia, que beneficia actualmente a cerca de 2 mil familias ganaderas en 83 municipios de cinco zonas de Colombia, integra el uso de diferentes árboles a la producción ganadera, asegurando la conservación de bosques nativos en las fincas.
Y es que los resultados de los sistemas silvopastoriles son contundentes: en un proyecto piloto realizado simultáneamente en Colombia, Costa Rica y Nicaragua, entre el 2002 y el 2008 se pasó de una carga de 1 a 2,5 cabezas por hectárea, mientras que, más recientemente, en empresas ganaderas del Caribe colombiano se pasó de 0,8 cabezas a 4,2. Y de estos aumentos de productividad se están beneficiando hoy tanto grandes como medianos y pequeños ganaderos.
EL CHACO, UN CASO DE ÉXITO
Ubicada en la vereda Chipalo, jurisdicción de Piedras (Tolima), la hacienda El Chaco ha sido uno de los modelos ejemplares de silvopastoreo en el país. La iniciativa comenzó hace 25 años cuando su propietario, Roberto Mejía Caicedo, conoció el sistema a través de Corpoica y la Fundación Cipav. Entonces, decidió aplicarlo en su ganadería de producción de leche. Hoy, Alberto Mejía Fortich, uno de sus hijos y quien está a cargo de la hacienda, cuenta que con 200 cabezas de ganado repartidas en 65 hectáreas, un promedio de casi cuatro vacas por hectárea, han logrado consolidar una actividad económica rentable en producción de leche, con resultados positivos. “No es una panacea, pero sí una actividad que genera empleo en cuanto a la producción lechera”, afirma.
El modelo se implementó en tres pisos de especies vegetales. En el primero está ubicado el pasto estrella, que le brinda la energía necesaria al ganado. El segundo piso consta de algarrobo, leucaena y matarratón, consideradas fuentes de proteína para las vacas, y el tercer nivel, con el que los animales reciben bienestar, está conformado por árboles de cachimbo, teca, neem e iguá, que es una especie nativa.
Mejía Fortich señala que entre las ventajas del silvopastoreo frente a la ganadería extensiva tradicional está el mejor uso de la distribución del suelo, así como una calidad de leche superior por el tipo de pasto del que se alimentan los animales y un ambiente libre de estrés.
APORTE AMBIENTAL
Además de un uso de la tierra más eficiente, la rica matriz de estratos vegetales establecida en lo que eran con frecuencia desolados potreros en deterioro aloja hoy una gran diversidad de especies de flora y fauna, con lo cual se disminuye sustancialmente la erosión, se enriquecen los suelos, se protegen las fuentes de agua y se mitiga el cambio climático como consecuencia del aumento de la biomasa.
Mejía Fortich asegura que entre los aspectos que hacen del sistema amigable con el medio ambiente está que los gases de los animales que hacen de la ganadería uno de los mayores contaminadores son contrarrestados con la arborización.
El manejo integral de la rotación de ganados, la siembra de árboles y el mantenimiento son otros de los aportes para que incluso la gente a cargo de la ganadería sea más feliz en su trabajo. En la ganadería extensiva, las reses están en un potrero a rayo de sol todo el día y ese impacto lo sufren animales y trabajadores. “La gente que trabaja en El Chaco ahora tiene una mejor calidad de vida y están aportando muchísimo a ese mejoramiento o mitigación del impacto climático. Han pasado de prácticas de ganadería extensiva toda la vida a proteger el medio ambiente haciéndolos tan productivos y responsables que muchas empresas quieren adoptar el sistema”, precisa.
Este sistema es tan positivo ambiental y productivamente, que el Consejo Nacional de Planeación ha solicitado al Gobierno Nacional incluir en el nuevo Plan Nacional de Desarrollo las políticas requeridas para transformar, en los próximos cuatro años, 700.000 hectáreas de tierras ganaderas a partir del silvopastoreo. Se estima que si la técnica se realizara a gran escala, se podría duplicar la producción ganadera, liberando al mismo tiempo 10 millones de hectáreas, de las 34 que aproximadamente se dedican a la ganadería, y esta tierra podría dedicarse a la agricultura, las plantaciones forestales o la restauración ecológica.
MÁS BENEFICIOS Y MENOS COSTOS
Los costos para implementar la técnica se han convertido en algunos casos en limitante para iniciar el proceso. Sin embargo, en El Chaco aseguran que es necesario diferir la inversión inicial a varios años y los resultados se ven en el mediano y largo plazo, pues una vez se afirma la experiencia, no hay que hacer cosa diferente a un mantenimiento como en la ganadería extensiva, esto es, arreglar cercas, podar y controlar las malezas.
Pero la experiencia también es rica en productividad, pues como afirma Roberto Mejía, en un modelo tradicional la media nacional es de 1,6 cabezas de ganado por hectárea, mientras que con el silvopastoreo se pueden tener entre tres y cuatro cabezas de ganado por hectárea. Es decir que un buen silvopastoreo es más eficiente en el proceso de producción de leche o de carne.
Otra de las ventajas principales es que se bajan los costos en concentrados importados, porque el ganado cuenta con su propio banco de alimentos y proteínas en la misma hacienda con los pisos de pastoreo, “y todo lo que usted tiene que hacer es mantenerlo, cuidarlo. Acá tenemos 80 vacas en producción y se sacan alrededor de mil litros diarios de leche. Actualmente, la producción vaca/día es de 14 litros. Bajo estas condiciones de trópico y zona de verano, es importante lograr tener en esta región por encima de 10 a 12 litros por vaca al día”, concluye don Alberto.