La unión Europea trazó el objetivo para 2020 de que por lo menos el 20 por ciento de la energía provenga de una fuente natural renovable. Lo que nadie esperaba es que se adoptara una medida tan polémica como la de Reino unido, donde se creó una ruta comercial trasatlántica con Estados unidos para importar miles de árboles que serán quemados para alimentar diferentes centrales eléctricas en el viejo continente.
La reacción de diferentes grupos ecologistas europeos no se hizo esperar. Ellos alegan que invertir en la quema de madera, en la práctica, no sirve para combatir el cambio climático a corto plazo y que además está afectando a varios de los mejores bosques de Estados Unidos. Según ellos, lo único que va a generar esta medida es que los empresarios tomen tierras actualmente dedicadas al cultivo de alimentos para plantar árboles que luego cortarán y exportarán.
Por el ejemplo el Instituto para la Política Europea Medioambiental dice que no hay motivo para creer que la destrucción de hectáreas de hectáreas de bosque aporte al ambiente. En un informe para prevenir el cambio climático publicado a finales de 2012 se manifestó que para los árboles nuevos toma demasiado tiempo reabsorber el carbono emitido durante la quema de madera.
Roger Harrabin, de la BBC, visitó en Georgia, Estados Unidos, una de las plantas de producción de árboles más eficaces del mundo, de la compañía Plum Creek. Harrabin asegura que bosques inmensos de Estados unidos como los de Carolina del Norte están en manos de pequeños terratenientes, quienes tienen muy pocas restricciones y hacen con los recursos naturales lo que mejor les parece, ni siquiera se ven obligados a reponer los árboles que talan.
Además, Harrabín hizo un corto pero contundente señalamiento: “Parece que algunas políticas están más motivadas por la necesidad de cumplir objetivos obligatorios, que por un verdadero deseo de reducir ahora mismo las emisiones de CO2".
Por su parte los que defienden la iniciativa aseguran que si la vegetación quemada es remplazada por nuevas plantas que absorben dióxido de carbono, CO2, esta política tiene ventajas sobre el uso de combustibles fósiles.
Varias empresas de generación eléctrica en el viejo continente han comenzado a adaptar su tecnología para poder llevar a cabo esta idea. Una de ella es Drax, la planta más grande de Reino unido, la cual ya destinó tres de sus seis gigantes calderas para la quema del recurso natural.