Miércoles, 16 Abril 2025

La noticia de los permisos y la licencia ambiental otorgada a Cerrejón para el desvío del arroyo Bruno, produjo fuertes reacciones en La Guajira. Ante el desarrollo de las obras Catorce6 inquirió a la empresa sobre los estudios que soportan la decisión y el análisis de las comunidades impactadas.

El proyecto, que consiste en mover 700 metros al norte un tramo del arroyo Bruno de 3.6 kilómetros en predios del Cerrejón, modifica su cauce en la cuenca baja antes de desembocar en el río Rancherías, y se da en un departamento con alta sensibilidad por la escasez de agua que prima en la subregión norte.

En cuanto a la licencia y los permisos, la empresa hizo tres estudios previos, por un lado un análisis del trazado para definir el diseño detallado del mismo y su análisis ambiental; segundo, un estudio para la determinación de impactos y tercero, el plan de manejo de los impactos. Previo a esto el Ministerio del Interior impuso la realización de una consulta previa con la comunidad indígena de Campo Herrera, por el potencial impacto del desvío en sus actividades de pesca de pan coger en el arroyo. Fue la única comunidad certificada por el Ministerio del Interior con potenciales impactos generados por la obra.

En mayo 2014 el proceso de consulta terminó y la Autoridad Nacional de Licencias, ANLA, después de 14 meses de estudio en junio de 2014 aprobó la licencia, y en enero de 2016, Corpoguajira concedió los permisos de levantamiento de veda, aprovechamiento forestal y ocupación de cauce.

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Foto: Cerrejón 

En este panorama, la empresa afirma que no habrá repercusiones ambientales, aunque todavía entre los habitantes de la zona persisten muchos temores. Es por esto que Catorce6 preguntó a Gabriel Bustos, Gerente Ambiental de Cerrejón, sobre las principales inquietudes por la ejecución del proyecto.

Frente a cómo se afectarían los cuerpos de agua Bustos respondió que con la modificación del afluente “la oferta hídrica superficial en la cuenca del arroyo no se afectará y será prácticamente igual a la registrada históricamente con todas sus variaciones, dado que no se va a realizar ningún tipo de intervención en los nacederos del arroyo, ni en los tributarios que lo conforman, especialmente hacia la cuenca media y alta, en donde tiene mayor extensión el área aferente”.

“El criterio general del proyecto fue el de mantener condiciones ecosistémicas similares a las actuales, con un diseño que generará el menor impacto posible en las condiciones del cuerpo de agua y en su interacción con el ecosistema aguas arriba y aguas abajo. Se buscó que las condiciones del sustrato, planicie aluvial, características microclimáticas y demás variables medioambientales, fueran parecidas a las del cauce natural, permitiendo que el ecosistema del nuevo cauce tenga altas probabilidades de sostenibilidad.” afirmó Bustos.

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Arroyo Bruno. /Foto: Cerrejón 

Catorce6 pudo establecer que para comenzar a encauzar el agua hacia el nuevo cauce se construirá un enrocado (estructura permeable) de un metro de altura que actúa como un dique y a través de una tubería facilitarán el proceso de ir humedeciendo y estabilizando el nuevo cauce en un periodo de ocho meses a un año.

Durante este tiempo se mantendrá un caudal permanente en el cauce natural. Este posteriormente irá disminuyendo de manera gradual, mientras que el del nuevo cauce se irá lentamente aumentando permitiendo el paso de fauna acuática. Se llevaran entre otros los troncos que tienen microhabitats del cauce natural al nuevo, ambiente que fue estudiado y caracterizado para el diseño que recreará los hábitats naturales.

Bustos explica que “la información obtenida del muestreo en el cauce natural de especies hidrobiológicas algas perifíticas, macroinvertebrados bénticos y peces), troncos y cantos rodados en el fondo permitió el diseño de las estructuras ambientales del nuevo cauce. En algunos sectores del cauce modificado es posible que se requiera de materiales para la conformación una nueva capa de suelo, la cual dará soporte a nuevas especies vegetales en el bosque ripario a desarrollar. Se requerirá de la reconformación de un sustrato o medio de crecimiento con materiales edáficos de las áreas intervenidas en el frente de obras.” Al termino de 3 años el cauce tendrá las condiciones naturales del cauce anterior, precisó.

Sobre los estudios Bustos dijo que se hizo sobre las condiciones actuales, e incluyó toda la caracterización ambiental, y los estudios de flora y fauna, hidrogeológicos, caracterización de agua y suelo, identificación de ecosistemas terrestres y acuáticos, inventario forestal, análisis del comportamiento hidráulico del arroyo incluida la meandricidad, para tener la base sobre la cual está la realidad ambiental hoy antes de cualquier intervención. En los estudios hidrológicos explicó que se corrieron los modelos hidráulicos en casos extremos de veranos o inviernos en caso de que ocurran.

Sobre las comunidades que se abastecen del agua

Ahora bien, en cuanto a si la población se va a ver afectada, Bustos fue claro en afirmar a Catorce6 que “es necesario precisar que las obras tendrán lugar en la cuenca baja del arroyo, en una zona donde no hay comunidades asentadas ni usuarios del recurso hídrico. El proyecto no intervendrá la cuenca media, ni alta y mucho menos el origen o nacimiento del arroyo Bruno, donde sus condiciones le permiten conservar y aportar agua todo el año; es allí en donde se evidencia uso y abastecimiento de agua por parte de las comunidades del sector”.

Catorce6 le preguntó por las comunidades que expresaron sus fuertes preocupaciones por los impactos de la obra en el recurso hídrico y en particular por la tutela interpuesta por la comunidad de La Horqueta. Sobre esta explicó que es una población cuatro kilómetros al norte del arroyo Bruno, que no se abastece del mismo, conformada por unas 80 familias y que no ofrece impactos para la misma. Que comprendieron las preocupaciones de la comunidad pero que quedaron aclaradas por la distancia que los separa sin ningún tipo de relación. De igual manera explicó sobre otra queja de la Comunidad de Paradero, conformada por seis familias quienes se abastecen de un pozo con molino de viento ubicada cerca del arroyo Pupurema, localizada a 5.1 kilómetros del arroyo Bruno, sin relación alguna ni posibles impactos de la obra.

 

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Arroyo Bruno /Foto: Cerrejón

Acerca de la consulta previa con la comunidad Campo Herrera de la etnia Wayuu que hacen pesca ocasional en la desembocadura del arroyo Bruno en el río Rancherías, conformada por 28 familias, dijo que conocieron los impactos y medidas de manejo y se llegaron a acuerdos que se están cumpliendo. Estos incluyen fortalecimiento cultural de la comunidad en la cultura wayuu, en legislación, formulación de proyectos, entre otros temas, así como apoyo a proyectos productivos con donación de tierra para cultivos y cría de animales, contratación de mano de obra y la conformación de una comisión de seguimiento ambiental.

Explicó que en todo caso las obras “no hacen parte de un proyecto de expansión de Cerrejón, ni se relacionan con la apertura de un nuevo tajo minero. Estas son necesarias para mantener los niveles de producción actuales y por ende, de generación de empleo, regalías y beneficios”.

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