Miércoles, 16 Abril 2025
Eduardo Chávez López
@chavetri
 
Todo indica que en las elecciones del 25 de octubre próximo, el ambiente va a tener un protagonismo más alto que en todas las elecciones anteriores. Y no es para menos, cada vez es más claro que la gestión ambiental no es responsabilidad exclusiva de las Car, y menos del Ministerio de Ambiente. De hecho, buena parte de las catástrofes naturales que han vivido poblaciones enteras tienen que ver con aspectos relacionados con la gestión local. Así pasa con el uso del suelo y el territorio o el manejo de las basuras y escombros.
 
Por ejemplo, las emergencias por inundaciones de municipios del Bajo Magdalena están asociadas a la combinación de dos usos inadecuados del suelo: la falta de un cuidado de las rondas de los cuerpos hídricos aguas arriba y la ocupación de zonas de protección de los cauces aguas abajo.
 
Lo mismo sucede con la calidad del agua de los ríos, que cada vez es más lamentable. Las responsabilidades del saneamiento básico, tratamiento de las aguas residuales y manejo de basuras, por Constitución, es una responsabilidad de los alcaldes, y estos poca atención han prestado al asunto. Algunos dicen que ese descuido se debe a que hay temas más taquilleros desde el punto de vista electoral como el empleo, las obras o la salud. Otros dicen que en las tareas ambientales es muy poco el presupuesto que se emplea y por eso el desinterés de los políticos. Otros menos maliciosos dicen que lo que ha faltado es mayor educación ambiental de nuestra población, que se refleja en los dirigentes de todos los niveles.
 
Lo cierto es que el tema ambiental llegó para quedarse en los primeros renglones de interés ciudadano en Colombia y el mundo. Las alarmas sobre el cambio climático, la intensidad de las catástrofes naturales y la preocupación sobre la escasez de alimentos, agua o suelo son prioridad en todo el planeta. No es coincidencia que el papa Francisco, el presidente Obama o Ángela Merkel hayan centrado sus recientes discursos en el compromiso ambiental. Resulta sorprendente que una encíclica papal como Laudato Si sea uno de los más completos documentos que adviertan sobre el riesgo de seguir como vamos en materia de producción y consumo pero también que señale alternativas de desarrollo y convivencia entre los seres humanos y entre nosotros con la naturaleza.
 
La opinión ciudadana cada vez se interesa más por la sostenibilidad del planeta, pero poco de esa agenda se ve en los partidos, en las campañas y menos en los gobiernos locales
 
Igual sucede con los otros líderes del mundo que en la cumbre de cambio climático de París en diciembre próximo deben acordar, sí o sí, una manera efectiva de reducir los gases de efecto invernadero y de cómo mitigar los impactos ya generados por la variabilidad climática.
 
De ese debate global se tienen que nutrir nuestros futuros gobernantes locales, porque tiene que ver con el futuro de sus próximas responsabilidades como gobernantes y también de las prioridades identificadas por los colombianos. Según la Segunda Gran Encuesta Nacional Ambiental, el tema ambiental es la cuarta preocupación de los ciudadanos después de la seguridad, la salud y la educación y por encima de la economía, el desplazamiento, la política y la cultura.
 
La opinión ciudadana cada vez se interesa más por la sostenibilidad del planeta, pero poco de esa agenda se ve en los partidos, en las campañas y menos en los gobiernos locales.
 
La misma Gran Encuesta rajó a los alcaldes en su desempeño ambiental. El de Medellín fue el mejor, pero solo el 36% de sus gobernados dice que se compromete con el medio ambiente. En el caso de Bogotá, los resultados sorprenden, pues se trata de un gobernante que en su discurso de campaña y de gobierno ha incorporado el tema ambiental como uno de sus elementos de identidad. Sin embargo, el 75% cree que al alcalde no le importa el medio ambiente.
 
Para muchos está quedando claro que la calidad del agua y del aire, así como la conservación de los bosques, también tienen que ver con el empleo y la salud, que hasta hace poco copaban el espectro de las propuestas de los candidatos y las expectativas de un electorado cada vez más crítico. Pueda ser que así lo entiendan los candidatos que serán elegidos en octubre.
 
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