Por Verónica Barreto Riveros
En cámara lenta, un colibrí se enfrenta a su hermano para cuidar el néctar de sus flores y un pez salta dos metros fuera del agua para atrapar su alimento en un árbol. En cámara rápida y a cientos de kilómetros, una oruga se convierte en mariposa y el día calienta la helada noche de los páramos que purifican el agua que bebemos en la ciudad.
Así es Colombia Magia Salvaje, una superproducción del Grupo Éxito narrada por Julio Sánchez Cristo, que se estrenó hace una semana en salas de cine, con imágenes espectaculares de los lugares más recónditos del segundo país más biodiverso del planeta.
Del mismo director de Bichos en 3D y Vida en la Tierra, Mike Slee, esta cinta de 90 minutos narra hechos naturales sorprendentes y nunca antes vistos, con la tecnología usada en las películas de Transformers. Fue realizada por la productora británica Off The Fence y con el apoyo de la Fundación Ecoplanet.
La banda sonora está comandada por David Campbell —que musicalizó El hombre araña 2 y trabajó junto a Michael Jackson y los Rolling Stones—, con piezas interpretadas por la Orquesta Sinfónica de Colombia y compuestas por Carlos Vives, Juanes, Fonseca, Choc Quib Town, Walter Silva, Aterciopelados y Andrés Castro.
“Este filme hace una reflexión en diversos ámbitos; por ejemplo, la importancia de preservar nuestros páramos, que constituyen más del 50 por ciento de los que existen en el mundo y que proveen el 70 por ciento del agua que abastece al país”, enfatiza Martín Nova, vicepresidente de Mercadeo del Grupo Éxito.
La película documental también señala las mayores causas de la deforestación y la contaminación: la ganadería, la extracción de oro y petróleo y la gigantesca producción diaria de basura. Con ello, invita al espectador a pensar en las formas de habitar el mundo.
Fueron en total 85 locaciones, 150 horas de grabación, 38 especies filmadas, 640 horas de edición, 20 ecosistemas documentados y un equipo de 87 personas (57 colombianos) movilizándose en carro, avión, helicóptero, lancha, moto y a pie para mostrar al mundo un tesoro oculto.