Una tortuga de agua dulce de aproximadamente 25 centímetros y que sólo habita en la Costa Atlántica de Colombia está a punto de desaparecer de la faz del planeta. Se trata de la icotea o trachemys scripta callirostris, un reptil que por años ha sido cazado para comercializar su carne y huevos en los tres primeros meses del año.
Poco ha servido que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la haya catalogado como una especie amenazada, ya que su caza indiscriminada continúa, especialmente en enero, febrero y marzo. En estos meses los traficantes aprovechan la temporada de desove de las tortugas para captar sus huevos, época que coincide con la Semana Santa, cuando los feligreses no consumen carne roja.
Sin duda, los comercializadores ven en las indefensas icoteas una opción para lucrarse los bolsillos. Las tortugas más pequeñas son vendidas por $7.500 y las grandes pueden llegar a costar entre $15.000 y $20.000.
Pero, no sólo son consumidas en los departamentos de la región Caribe, hasta Bogotá llegan cargamentos de su carne, huevos y hasta cabezas.
Sólo en este año la autoridad ambiental de Bogotá ha decomisado 28,8 kilogramos de carne de esta especie, equivalente a la muerte de más de 150 tortugas. También se han incautado 422 huevos y 65 cabezas.
Según Angello Bolívar, biólogo experto en reptiles, “la forma más común de capturarlas es manualmente. Las tortugas no son muy hábiles en la tierra y como están en embarazo, por su peso son fáciles de capturar”.
Otra de las técnicas para cazarlas es con arpón, este consiste en perforar el caparazón de la icotea y luego capturarla. Pero ahora, los traficantes se han ingeniado una nueva modalidad que les facilita su caza: los incendios forestales. Al quemar los pastizales las icoteas salen despavoridas por el intenso calor de sus escondites, convirtiéndose en presa fácil para los comerciantes ilegales.
El incendio forestal provocado hoy en cercanías al Parque Isla de Salamanca, preocupa a los expertos ambientalistas, ya que es una reserva natural en donde no sólo las icoteas anidan en esta época del año, sino otras especies como la iguana, el caimán aguja y la avoceta americana, un ave migratoria proveniente de Estados Unidos que visitó por primera vez territorio colombiano.
La otra cara de la moneda la representan varias personas que se dedicaban a depredar la naturaleza, quienes se unieron al programa de ecoturismo realizado en Isla Salamanca y ahora defienden a capa y espada tanto a las icoteas como a las demás especies que habitan esta zona del país.
Traficantes se aprovechan del desove de la tortuga icotea
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