Miércoles, 16 Abril 2025

En su más reciente informe de 2018, Global Witness, presentó que 164 personas fueron asesinadas en 22 países. 37 asesinatos menos que el año anterior. Colombia es el segundo donde más asesinan líderes ambientales.

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Foto: Global Witness

Así las cosas, por tercer año consecutivo, Colombia está, junto a Filipinas y Brasil, como los países más peligrosos para aquellos que defienden las tierras, en esta ocasión ocupando un segundo puesto con 24 asesinatos en 2018.

De acuerdo con el informe, el peor sector fue el de la minería, que causó 43 muertes a nivel mundial, aunque también aumentaron las muertes relacionadas con conflictos por fuentes de agua. Continuaron los ataques motivados por la agroindustria, la industria maderera y los proyectos hidroeléctricos.

Según el estudio, Europa sigue siendo el continente menos afectado por los asesinatos de defensores ambientales, con solo tres muertes, todas en Ucrania.

GW resalta que más de la mitad de los asesinatos ocurridos en 2018 fueron en Latinoamérica, "el continente más afectado de manera constante", desde que la organización iniciara el análisis sobre defensores ambientales, en 2012.

Uno de los factores que inciden en esta situación es la "fuerte tradición de activismo por los derechos humanos" que existe en la región, las víctimas eran personas corrientes que se opusieron a las presas, las minas, la tala o la agricultura en sus tierras y murieron asesinadas por fuerzas del Estado, guardias de seguridad o asesinos a sueldo. Muchos otros han sido amenazados, atacados o encarcelados.

Señala GW, que, sin embargo, es probable que el número de activistas asesinados sea mayor, porque a menudo no se registran los casos y rara vez se investigan, en muchas ocasiones, los gobiernos y las multinacionales suelen utilizar equipos de agresivos abogados, tribunales y sistemas judiciales para silenciar a quienes amenazan sus intereses.

Los gobiernos, las empresas y pandillas criminales "roban tierras y destruyen hábitats naturales para incrementar ganancias" a medida que aumenta la demanda de productos como la madera, los minerales o el aceite de palma.

“Mientras nos precipitamos hacia el colapso climático, es más importante que nunca que rompamos el ciclo de silencio que permite a los poderosos pisotear los derechos humanos y el mundo natural. Debemos asegurar que se escuchen las voces de las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente”, agregan desde GW.

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