La metodología es una alternativa para tratar las aguas obtenidas de la producción de petróleo, antes de su disposición en fuentes hídricas o para usarla en riego.
A partir de una investigación liderada por el profesor Farid Cortés, de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, se desarrolló la técnica en la que utilizando arena, un material catalítico que aumenta la velocidad de una reacción química y económicamente viable, para retirar partículas de crudo dispersas en el agua durante el proceso de producción de petróleo.
El docente explica que cuando se explotan yacimientos hay una producción de agua (hasta en un 90 %) que se debe tratar antes de su disposición en fuentes hídricas o para usarla en riego, ya que contiene contaminantes como fenoles o hidrocarburos.
Normalmente las industrias hacen saneamientos primarios, secundarios y terciarios. El procedimiento consiste en primero, separar por densidad el agua del crudo en una especie de piscina; la segunda es por flotación, se agregan químicos al agua para que coagulen los elementos contaminantes y la última, consiste en un filtro a base de cascarilla de nuez importada, lo que aumenta el costo del proceso.
Fotot tomada de YouTube
Sin embargo, después de esos tratamientos quedan partículas imperceptibles de crudo disueltas en el agua, que pueden llegar a ser inferiores a 0,5 micrómetros. “Estaríamos hablando de escalas casi de emulsiones nanométricas que por procesos primarios y secundarios son imposibles de capturar”, explica el investigador, quien comparó las ventajas de la metodología desarrollada.
También explica que una vez capturadas las partículas se realiza un proceso térmico para aprovecharlas: se pone a una temperatura aproximada de 300 grados centígrados para producir energía por procesos de gasificación.
Según el profesor, es una metodología innovadora, que además de atrapar contaminantes se enfoca en darle una disposición final al agua, porque generalmente las industrias solo se encargan de la primera parte del proceso.
El experimento se escaló tres veces. La primera y segunda fueron en laboratorio y la última a nivel semi-industrial en la empresa Sumicol del Grupo Corona y contó con el aval del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias).
Fuente: Agencia de noticias UN