Casi 2 millones de metros cuadrados de la especie han sido afectadas. Investigadores se declaran en alerta por su importancia ecosistémica.

Curculionido alimentándose de hoja de frailejón en PNN Chingaza Foto: David Martínez / Humboldt
Sumado a las amenazas causadas por actividades humanas como ganadería extensiva, agricultura en especial cultivos de papa y cebolla, minería de oro y carbón, turismo no controlado, entre otras, algunos frailejones de Colombia, en su mayoría endémicos, enfrentan un problema adicional: una afectación ocasionada por polillas, hongos y escarabajos.
Los resultados de múltiples estudios acaban de ser presentados por el Instituto Humboldt, las universidades Javeriana y Jorge Tadeo Lozano, la Sociedad Colombiana de Entomología y Parques Nacionales Naturales.
La noticia es muy grave: esta situación podría comprometer a mediano plazo la función de captación, regulación y suministro del agua para el consumo en las ciudades colombianas ubicada en las regiones de influencia de estos ecosistemas.
En el 2009, se realizó el primer reporte oficial al IDEAM. En aquel entonces, frailejones de la especie Espeletia grandiflora de la cuenca alta de la quebrada Calostros, en el Parque Nacional Natural Chingaza, presentaban cambios en la forma de las hojas las cuales se estaban muriendo, al parecer, por actividad de insectos y hongos. El resultado inicial del estudio indicaba que cerca de 376.600 m2 estaban afectados y un monitoreo realizado solo 8 meses después comprobó que la cifra aumentó a más de 1’871.000 m2 de frailejones afectados y muertos.
En el 2009, se realizó el primer reporte oficial al IDEAM. En aquel entonces, frailejones de la especie Espeletia grandiflora de la cuenca alta de la quebrada Calostros, en el Parque Nacional Natural Chingaza, presentaban cambios en la forma de las hojas las cuales se estaban muriendo, al parecer, por actividad de insectos y hongos. El resultado inicial del estudio indicaba que cerca de 376.600 m2 estaban afectados y un monitoreo realizado solo 8 meses después comprobó que la cifra aumentó a más de 1’871.000 m2 de frailejones afectados y muertos.
“Tenemos indicios de que hacia 1990 y a comienzos de 2000 hubo reportes de esta problemática. Pero aún no nos ha sido posible revisar folios y carpetas con registros de ese año. Creemos que quizá en un determinado momento se reportó la afectación, hubo un declive y al no verla más no se continuó con un seguimiento”, afirma Amanda Varela Ramírez, doctora en Ecología y profesora asociada al Departamento de Biología de la Universidad Javeriana, y miembro del comité científico que evalúa el caso.
Según Claudia Martínez, miembro del equipo investigador, en el tronco del frailejón hay hendiduras, como resultado de la caída de las hojas, que se convierten en hábitat, zona de reproducción y alimentación para muchos insectos, incluyendo a los escarabajos relacionados con las afectaciones.
A la fecha existen reportes de afectaciones en páramos de las cordilleras oriental: Tamá, Pisba, Guasca, Guanentá; central: Los Nevados, Las Hermosas, Puracé, Nevado del Huila; y occidental: Frontino. Aún no se confirma coincidencia entre los síntomas que presentan estos frailejones y los ya examinados en Chingaza, Cruz Verde, Sumapaz, Galeras y Cocuy.