La investigación, realizada por tres años en el Parque Chingaza, desafía creencias sobre la especie en las zonas rurales donde ella habita.

Un nuevo artículo científico escrito por investigadores del Parque Chingaza y de Procat, y publicado en la revista Therya de la Asociación Mexicana de Mastozoología, reporta nuevo conocimiento sobre hábitos carroñeros del oso andino Tremarctos ornatos, más conocido como oso de anteojos.
La investigación titulada ‘No se alimenta solo: patrones temporales y potenciales comportamientos sociales de carroñería del oso andino’, reveló que los osos no siempre depredan el ganado sino que pueden carroñar semovientes que han muerto por enfermedades o debido a condiciones inadecuadas de tenencia en los espacios circundantes a las áreas protegidas (como baja vigilancia o accidentes por tránsito en terrenos inestables).
“Este tipo de publicaciones permite conocer los hábitos y llenar los vacíos de conocimiento sobre el oso andino, una especie carismática, cuya historia natural es aún desconocida, debido a sus hábitos crípticos y el difícil acceso a las áreas donde se distribuye en nuestro país”, dice Iván Mauricio Vela-Vargas, investigador asociado de la Fundación Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras – ProCAT Colombia y uno de los autores del estudio. (Ver: Estudio hecho en Chingaza revela que oso de anteojos no siempre depreda el ganado).
La investigación se realizó durante aproximadamente tres años, del 2013 al 2016, durante los cuales se registraron y analizaron diferentes eventos de consumo de carroña por parte del oso y se instalaron cámaras trampa que permitieron obtener registros claros para la investigación.
Los registros reafirmaron el consumo de carroña por parte del oso y detallaron el comportamiento social de diferentes individuos los cuales no muestran actitudes de agresión o defensa durante su momento de alimentación. Las imágenes soportan la hipótesis de que varios individuos pueden alimentarse de un mismo cuerpo en descomposición.
Una de las autoras del artículo, Ángela Parra Romero dice que “al mostrar y compartir los registros con las familias propietarias del ganado se evidenció que diferentes osos pueden consumir el mismo cadáver simultáneamente o en diferentes momentos, por tanto, hicieron conciencia de que para evitar nuevos eventos de depredación, no sirve tomar acciones de retaliación sobre el primer oso que encuentran en sus fincas. Además resaltaron el papel que desempeña el oso en la descomposición y manejo de animales muertos, evitando situaciones de contaminación de fuentes de agua o suelo.
El artículo es el resultado del trabajo articulador entre la línea de investigación y monitoreo del Parque, la ONG Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras – ProCAT, y los propietarios de semovientes en zonas limítrofes de los municipios de Choachí y Guasca.
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