A pesar de que antibióticos han salvado millones de vidas, su eficacia ha disminuido notablemente debido a resistencia bacteriana. Las heces humanas otra de las responsables.

Se trata de la polución fecal procedente de heces humanas en la que reciente estudio publicado en Nature Communications, encontró que las bacterias halladas en entornos cercanos a descargas de aguas residuales, cuentan con genes resistentes a los antibióticos.
Según Science and Devolepment Network, la resistencia bacteriana, es entendida como la capacidad que desarrollan ciertas bacterias de sobrevivir en concentraciones de antibióticos que matan a otras de la misma especie. Aunque las plantas de tratamiento de aguas residuales suelen remover las bacterias y los genes resistentes de orina y heces, los volúmenes que se liberan al ambiente son de tal magnitud que se vuelven una verdadera amenaza en los puntos de volcado de esos efluentes.
Por ese motivo, investigadores en Suecia de la Universidad de Gotemburgo, decidieron estudiar si el aumento de bacterias resistentes a los antibióticos en aguas residuales, era provocado por la selección bacteriana ante microorganismos presentes in situ (evolución bacteriana), o si se origina en la acumulación de bacterias fecales producto de las continuas descargas de efluentes.
Para ello aplicaron un marcador específico de bacterias en heces humanas (crAssphage), al estudio de un conjunto de muestras de ambientes contaminados por aguas residuales, provenientes de ríos, sedimentos de lagos, efluentes de hospitales, zonas de descarga de plantas de tratamiento, suelos, agua dulce, aguas residuales, zonas agrícolas y de cría de animales, pero también alrededor de industrias de producción de antibióticos.
Para ello aplicaron un marcador específico de bacterias en heces humanas (crAssphage), al estudio de un conjunto de muestras de ambientes contaminados por aguas residuales, provenientes de ríos, sedimentos de lagos, efluentes de hospitales, zonas de descarga de plantas de tratamiento, suelos, agua dulce, aguas residuales, zonas agrícolas y de cría de animales, pero también alrededor de industrias de producción de antibióticos.

Conforme a los resultados, los científicos determinaron que en casi todas las muestras hubo una correlación directa entre el marcador y la presencia de genes resistentes a los antibióticos con los niveles de contaminación fecal humana, salvo en aquellos sedimentos contaminados con efluentes provenientes de industrias farmacéuticas que contenían niveles muy elevados de antibióticos.
“Estos hallazgos son importantes ya que nos muestran cómo manejar los riesgos hacia la salud humana asociados con la resistencia bacteriana presente en el ambiente. Si bien los residuos de antibióticos son claramente la causa de los niveles extraordinariamente altos de resistencia encontrados cerca de algunos sitios de producción [como fábricas de medicamentos], en la mayoría de los otros lugares la resistencia se debe a la polución fecal”, precisa Joakim Larsson, profesor de Farmacología Ambiental de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, Suecia y uno de los coautores de la investigación.
Por ello, los autores recomiendan tomar en consideración los niveles de contaminación fecal en los puntos cercanos a la descarga de efluentes para evitar realizar suposiciones erróneas con respecto a la causa de la resistencia bacteriana.
“Es un hecho conocido que los efluentes urbanos contienen residuos de antibióticos, y que incluso aun manejados correctamente no llegan a ser eliminados completamente alcanzando las redes de saneamiento” afirma el doctor Manuel Baruch, miembro titular de la Red Nacional de Laboratorios Ambientales del Uruguay (RLAU), que agrupa a especialistas de organismos públicos de gestión ambiental, organismos de certificación y acreditación y usuarios del servicio analítico de laboratorios.
“Si bien los sistemas de tratamiento de efluentes varían en cada país, aun los más complejos (y costosos) controlan buena parte de los microorganismos, pero no sucede lo mismo en cuanto a controlar el pasaje de antibióticos”, agrega. En otras palabras: aún el control muy bien hecho no elimina totalmente los antibióticos residuales.
/Pixabay

Para los investigadores, se debe tener en cuenta este antecedente ya que de acuerdo con el Programa de Monitoreo Conjunto de UNICEF-OMS, el 77 por ciento de la población de América Latina y El Caribe (alrededor de 480 millones de personas) no tiene acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura, lo que incluye no solo el acceso a una infraestructura de saneamiento mejorada, sino también transporte, tratamiento y eliminación segura y adecuada de desechos fecales y aguas residuales. Asimismo, según datos del Programa, en la región se trata solo el 28 por ciento de las aguas residuales recolectadas, de las cuales solo el 18 por ciento recibe un tratamiento adecuado. Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas se incluye la necesidad de reducir a la mitad la proporción de aguas residuales no tratadas para 2030.
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