Miércoles, 16 Abril 2025

Escrito por Javier Tomás Blanco Freja*

Javier Blanco

La reciente reforma tributaria incluye el impuesto al carbono que incrementa los precios de los combustibles líquidos (gasolina, ACPM, gas licuado de petróleo y fuel oil) y el gas natural, de acuerdo a sus emisiones de dióxido de carbono. Es un impuesto “verde” ya que encarece el precio en el mercado de los combustibles que están generando contaminación y que causan el cambio climático, y con ello se busca reducir su consumo, y por lo tanto las emisiones de gases contaminantes. Esta es una iniciativa digna de celebración para el tema ambiental colombiano, que por fin es prioritario en la agenda tributaria, especialmente porque fue impulsada directamente por el Ministerio de Hacienda. Sin embargo, deja un sabor agridulce ya que si no se toman medidas complementarias, podría generar un efecto contrario al esperado!. Veamos.

Inicialmente, la propuesta del Ministerio de Hacienda era que el impuesto sólo cobijara a los combustibles líquidos cuyo principal demandante corresponde al transporte automotor. Sin embargo en su paso por el congreso, se amplió al gas natural buscando una mayor cobertura, pero se excluyó de su cobro al carbón mineral. Estos cambios generan un incentivo perverso, ya que se encarece el precio de uno de los combustibles mas limpios (gas natural) y deja sin impuesto al combustible que mas contamina: el carbón mineral. Por lo tanto, la señal para el sector industrial y termoeléctrico, es preferir el carbón que es mas contaminante, ya que los combustibles mas limpios se volvieron aún mas costosos. Esto, sumado a la incertidumbre sobre las reservas de gas, contraria a la seguridad de las reservas de carbón; inclinan más la balanza hacia el uso del combustible mas sucio.

Por otra parte, la señal económica para el sector de transporte, que utiliza tanto los combustibles líquidos como el gas natural, llegará diluida con los demás impuestos a la gasolina y los vaivenes del precio del petróleo, por lo que es improbable que genere reducciones de emisiones en este sector, y por el contrario, es de esperarse que su costo sea trasladado a los consumidores.

Ante este panorama, la medida de política para evitar los efectos perversos del nuevo impuesto consiste en que el Ministerio de Ambiente lo complemente otro instrumento económico (tipo tasa retributiva o cupos de emisión) que incluya a las emisiones del carbón mineral y demás emisiones de gases efecto invernadero excluidas del impuesto como las fugitivas por disposición de residuos o extracción de hidrocarburos. Así mismo, es necesario imponer medidas complementarias en el sector transporte que incentiven la renovación vehicular de transporte público y de carga con combustibles limpios y tecnologías eficientes, y den incentivos a los particulares para movilizarse en transporte masivo, bicicletas o en vehículos eléctricos.

Con este paquete de medidas, se cubriría aproximadamente la mitad de las fuentes de emisión de gases efecto invernadero del país… para la otra mitad: deforestación y emisiones asociadas a la ganadería, al tarea es aún mas compleja y urgente teniendo en cuenta las cifras recientes de siembra de cultivos ilícitos (que pasaron de 48.000 hectáreas en el año 2013 a 188.000 hectáreas en el 2016) y que por su ubicación son el primer paso de la cadena hacia mayor deforestación y ganadería extensiva.

Sin embargo, el verdadero impacto del impuesto al carbono es el recaudo, que según mis cálculos será de aproximadamente 900.000 millones de pesos al año. Cifra significativa para el sector, teniendo en cuenta que, de acuerdo con la contraloría, el presupuesto de inversión de todas las CAR en el 2015 ascendió a 1,98 billones anuales, es decir que el impuesto recaudará casi la mitad de la inversión que hacen las CAR. Los recursos alimentarán el Fondo para la Sostenibilidad Ambiental y Desarrollo Rural Sostenible en Zonas Afectadas por el Conflicto y se destinarán a la conservación de cuencas y protección de ecosistemas en dichas zonas, bajo lineamientos del Ministerio de Ambiente. Esperemos que estos recursos sean invertidos de forma costo-eficiente y ayuden a conciliar las expectativas de desarrollo social de estas regiones con la protección de la gran riqueza ambiental que tienen.


* Economista Ambiental, Corporación Ecoversa. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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