Viernes, 18 Abril 2025
Por: Verónica Barreto Riveros.
 
¿Imaginas a tu bebé ingiriendo la espuma de baño? Los productos de EcoTú garantizan salud para la piel, el organismo y el medio ambiente.
 
Desde pequeña, Katya sufría de ampollas en las manos y en las piernas. Iba a toda clase de dermatólogos que le recetaban cremas costosísimas, se curaba y a los pocos días la alergia volvía a aparecer.
 
Tras haber trabajado con el químico Michael Braungart, fundador de la Agencia para el Fomento de la Protección Ambiental en Alemania, y junto a expertos que le explicaron “lo malo” de los ingredientes que se aplicaba, regresó a Colombia impresionada porque nada era natural. “Todo lo que decía natural o ecológico era porque tenía una ‘maravillosa planta amazónica’, pero seguía teniendo químicos y productos tóxicos. Ni siquiera lo del cuidado del bebé”, comenta.
 
Por eso, Katya Warner se adentró en el mundo de las esencias vegetales para crear champú sin sales y cremas sin aceites minerales ni derivados del petróleo, dirigidos principalmente a los bebés, que son diez veces más vulnerables que un adulto a las sustancias tóxicas. “Sin embargo, yo los recomiendo a todas las generaciones”, asegura. Hoy tiene en el mercado crema antipañalistis, jabón espumante, dos champús 3 en 1 y dos colonias, todos bajo la marca EcoTú.
 
Todos sus productos tienen registro Invima y con cada lote se hace una prueba dermatológica. De hecho, obtuvo la máxima calificación de la reconocida ONG estadounidense EWG — especializada en investigación de salud pública y medio ambiente—, que certifica sus ingredientes como cien por ciento naturales. Tan naturales que hasta se pueden comer.
 
Disciplina y conciencia
 
La marca tiene cuatro años, con altibajos. “Empecé a comercializar mis productos en un punto de Olímpica en Barranquilla y luego me dieron cinco puntos más. Sin embargo, para seguir creciendo necesitábamos más dinero. Busqué inversionistas, pero todos me exigían vender más o menos 500 millones al año”, cuenta la empresaria barranquillera.
 
A ello se suma que el 90 por ciento de su materia prima debe ser importada. Esa es la razón por la que EcoTú cuesta más que un producto normal en el mercado. El único insumo cien por ciento colombiano es el extracto de quinua. “Traté de fabricar aceite de almendras, pero acá resulta cuatro veces más caro que el que venden en Alemania”, asegura.
 
Llegó a asociarse con el Sena llevando máquinas por todo el país para extraer los aceites esenciales de diferentes plantas, pero luego le dijeron que primero tenían que organizar a los aprendices y finalmente la alianza no prosperó y debió traer los extractos de Europa.
 
Entonces, optó por presentarse a las convocatorias del sector en Colombia, como Ventures y Destapa Futuro, que ofrecen entre 20 y 80 millones de pesos para desarrollar proyectos sostenibles y la mayoría son no reembolsables. “Con esos empezamos y luego nos lanzamos a la convocatoria de Innpulsa. Salimos favorecidos y hoy podemos fabricar y ampliar los puntos de distribución”, afirma Katya.
 
Su objetivo ahora es exportar y crear más productos para el cuidado personal. Si el mercado de los naturales crece, la competencia con los productos tradicionales va a ser más justa y, en consecuencia, traerá beneficios para el consumidor y para el medio ambiente.
 
Y es que lo más difícil para convencer a un consumidor es el precio, pues “si uno quiere crecer en este mercado tiene que vender barato”, asegura Warner, quien lanzará por tiempo limitado una colección que costará solo 1.000 pesos más que los productos tradicionales, para demostrar que el beneficio para la salud debe ser la primera opción al comprar.
 
Ya no habrá cómo engañar
 
Así como se discute que los productos de limpieza que vertemos por los desagües van a parar a las fuentes de agua y a contaminarlas, los productos que aplicamos sobre nuestra piel van a parar al torrente sanguíneo y a contaminarnos. Estamos expuestos a los ingredientes cosméticos por la inhalación de aerosoles y polvos, la ingestión de líquidos o aceites y la absorción a través de la piel.
 
Según la EWG, ingredientes como los plastificantes de ftalato, los parabenos conservantes, el triclosán, los pesticidas y los almizcles sintéticos son contaminantes comunes en los cuerpos de hombres, mujeres y niños y se convierten en potenciales disruptores hormonales. Así mismo, la aplicación de sulfatos en productos cosméticos y alimenticios ha generado controversia alegando efectos cancerígenos.
 
Es por eso que cada vez más consumidores están prefiriendo productos naturales. No obstante, con la moda de ser ecológico, muchas marcas ponen en sus etiquetas palabras como “natural”, “reciclable”, “sostenible”, “orgánico”, “responsable” o “bio”. Es lo que se conoce como greenwashing (engaño verde).
 
 
Para evitarlo, en enero de este año entró en vigencia el Decreto 1369 de 2014, que reglamenta el uso de la publicidad alusiva a cualidades, características o atributos ambientales de los productos y define la publicidad engañosa como “aquella cuyo mensaje no corresponda a la realidad o sea insuficiente, de manera que induzca o pueda inducir a error, engaño o confusión”.
 
Katya cumple a cabalidad con la norma y comenta que sus diseños le hacen un bien al medio ambiente, porque “lo que es bueno para ti, es bueno para el planeta”. Ese es precisamente el lema de su marca: EcoTú, “qué tan eco eres tú”.
 
Iniciativas empresariales como la de Katya han encontrado terreno fértil en la Política Nacional de Producción y Consumo Sostenible, que busca un cambio en los patrones de producción y consumo de la sociedad colombiana hacia la sostenibilidad ambiental, contribuyendo a la competitividad de las empresas y al bienestar de la población.
 
 La crema antipañalitis puede ser usada por adultos para tratar los incómodos herpes o pequeños granos.
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Editorial

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