Por: Jhon Harold Better
Durante las vacaciones decembrinas, el 70 por ciento de los colombianos se queda en su país. De los cerca de 8 millones de personas que viajan en el país, un 46 por ciento toma sus vacaciones de fin de año, según la más reciente encuesta de MercadoLibre. El impacto se evidencia con fuerza en ciudades como Cartagena, San Andrés y Santa Marta, cuya ocupación hotelera supera el 90 por ciento entre el 26 de diciembre y el 11 de enero, según Cotelco.
No solo allí se ve el impacto turístico. Otros destinos como Cali, Pasto y el Eje Cafetero alcanzan un alto nivel de ocupación durante sus fiestas, que oscila entre el 60 y el 80 por ciento. Santa Marta, por ejemplo, recibe en esos días una cifra superior a las 500.000 personas. Uno de los síntomas del impacto del turismo son las aguas negras desbordadas; pero, ¿qué sucede con la gestión de residuos en estos lugares? Porque así como llegan los turistas, llega la basura.
Básicamente, la basura se traslada. En Colombia diariamente se producen 27.300 toneladas de basura, y al año 9.964.500 toneladas. Cada persona produce en promedio un kilo de basura diario. Cuando el impacto se desplaza de ciudad, en este caso Santa Marta, se prevé que medio millón de personas produzca 500 toneladas adicionales a lo habitual.
En realidad, las cifras hablan de que en 2011 Santa Marta llevó al relleno Palangana 141 mil toneladas de basura, de las cuales 13.600 –la mayor cifra del año– fueron en la temporada decembrina. En ciudades más pequeñas el fenómeno es menos obvio: Sincelejo, que al año recolecta 91.500 toneladas en el relleno El Oasis, no varía en fin de año significativamente; casi lo mismo que sucede con Valledupar o ciudades como Ibagué, Pereira e incluso Medellín.
Eso confirma la teoría del desplazamiento hacia los grandes centros vacacionales, que se ven afectados por el tema de la limpieza. Un hecho que pasa desapercibido, pero que, como ha reconocido Francesco Frangiali, secretario general de la Organización Mundial del Turismo, es que “cada vez más el turismo está siendo víctima, pero también contribuye al cambio climático y a la reducción de la biodiversidad”.
De hecho, en 1980 el total de turistas en el mundo era de 277 millones de personas. En 2010 la cifra se había disparado a 940 millones. Según Ocean Index Health, las playas son siempre las más afectadas. Colombia, en su índice, está en el puesto 94 en cuidado de sus recursos marinos, básicamente por el impacto sin control del turismo.
Cali, durante su Feria, incrementa su basura en 8 mil toneladas en comparación con el promedio mensual entregado a Interaseo S.A. El problema del incremento, que va del 15 al 18 por ciento, radica en que de las 671.000 toneladas al año, el 70 por ciento es de desechos reutilizables, un potencial subexplotado debido a que Cali no posee un plan de gestión de residuos coherente a lo propuesto en su plan de acción, y a que de los 2 millones y medio de habitantes solo el 15 por ciento recicla. Un problema que, por supuesto, se incrementa cada fin de año.
La cifra se replica casi igual en Barranquilla, porque en diciembre y enero, y durante las actividades festivas de Carnaval, se presenta un aumento en la cantidad de residuos recolectados. Del promedio mensual de 40.000 toneladas se incrementa a 8.000 toneladas adicionales durante las festividades de fin de año, cuando los residentes regresan a sus casas. Ese 20 por ciento es mayor que lo que se da durante el Carnaval, una fecha puntual de únicamente cuatro días, que solo ve un incremento en las basuras del 5 por ciento.
En Cartagena, el impacto es mayor: los porcentajes de residuos aumentan entre un 25 y un 35 por ciento en los meses de noviembre, diciembre y enero, Semana Santa y vacaciones de mitad de año (ver nota adicional).
La capital de país es la que más recoge toneladas de basura por día. En Bogotá se producen en promedio 5.700 toneladas de basura por día, pero en las festividades de diciembre 2011, por ejemplo, llegaron hasta 6.500 toneladas al relleno de Doña Juana. Se estima que, de este total, aproximadamente el 70 por ciento es de residuos de materiales potencialmente reciclables, según el Programa de Reciclaje de las instituciones de educación superior. La cantidad de basura que llega al día, para hacerse una idea, corresponde a mil elefantes o a un edificio de 17 pisos.
Bucaramanga, la llamada “ciudad bonita”, está distante de serlo, a juzgar por las cifras de la Empresa de Aseo de Bucaramanga: las alarmas sonaron cuando las autoridades se percataron de que la ciudad recibía unas 800 toneladas diarias de basura procedente de doce municipios de Santander. Eso, sumado a las cerca de 400 toneladas que produce la ciudad a diario y que van a parar a botaderos a cielo abierto, ponen en alerta a la ciudad que, al contrario de otras, ve bajar sus promedios de basuras en la temporada de fin de año. Bucaramanga se suma así a otras cinco capitales (Popayán, Riohacha, Leticia, Quibdó e Inírida) y 29 municipios que no cuentan con un lugar fijo para disponer de sus basuras, y que no se afectan seriamente por la llegada del turismo.
La buena noticia es que entre el 70 y el 80 por ciento de la basura producida es reciclable, pero la mala es que el país a través de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico no ha expedido normas que estimulen su aprovechamiento y reciclaje. En Colombia a la fecha solo se recupera el 10 por ciento de los residuos sólidos, aunque, por fortuna, sí se da al menos el 52 por ciento de la recuperación del papel gracias a la labor de los recicladores.
En definitiva, el turismo de fin de año podría ser respetuoso con el medio y con las personas y, a pesar del impacto, reducir al máximo las emisiones contaminantes que genera. Políticas, ecotasas, manejos adecuados y previsión, pueden ayudar a mitigar las fluctuaciones en la producción de desecho durante las vacaciones.