La jirafa blanca del Parque Nacional de Tarangire, Tanzania, cumplió un año, a pesar de las opiniones de los expertos, quienes no le daban mucho tiempo de vida.
Se trata de una cría de jirafa masai con una extraña alteración genética llamada leucismo, es decir que las células de su piel no producen pigmentación en cuerpo, pero sí en los tejidos blandos, por eso sus ojos son oscuros.
Aunque poco frecuente, el leucismo ocurre en muchas especies, incluyendo pingüinos, águilas e hipopótamos.
Según la Fundación de Conservación de la Jirafa, más de la mitad de todas las crías mueren antes de los seis meses de vida, ya que a menudo son blanco de los leones, hienas y perros salvajes.
Omo, la jirafa blanca de Tanzania, sufre de leucismo, no es albina
como se llegó a pensar. / Foto tomada de Nationalgeographic.es