Sábado, 15 Marzo 2025

Paradójicamente la escasez de tráfico aéreo es una de las causas del impacto en el sistema de observación mundial.

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Foto: Meteorología en Red

El Sistema Mundial de Observación (SMO) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) es la piedra angular de todos los servicios y productos meteorológicos y climáticos que los 193 Estados y Territorios Miembros, proporcionan a sus ciudadanos.

Facilita observaciones sobre el estado de la atmósfera y la superficie del océano por medio de instrumentos terrestres, marinos y espaciales y con base en ello se elaboran análisis, pronósticos, advertencias y avisos meteorológicos.

La OMM explicó que algunas partes del sistema de observación ya se están viendo afectadas por la notable disminución del tráfico aéreo, ya que las mediciones de la temperatura ambiente y la velocidad y dirección del viento se realizan durante los vuelos comerciales. Estos son una fuente de información muy importante tanto para la predicción meteorológica como para la vigilancia del clima.

Las aeronaves comerciales contribuyen al Programa de Retransmisión de Datos Meteorológicos de Aeronaves (AMDAR) de la OMM, que se sirve de sensores, computadoras y sistemas de comunicaciones a bordo de aeronaves para recopilar, procesar, dar formato y transmitir automáticamente observaciones meteorológicas a las estaciones terrestres a través de enlaces satelitales o de radio.

Con el sistema de observación del Programa AMDAR se producen más de 800 000 observaciones diarias de alta calidad de la temperatura del aire y la velocidad y dirección del viento, junto con los datos temporales y de posición requeridos y se obtiene un número creciente de mediciones de la humedad y la turbulencia.

Actualmente, 43 líneas aéreas y varios miles de aeronaves contribuyen al Programa AMDAR.

En particular en Europa y en los Estados Unidos, la reducción en la cantidad de vuelos comerciales ha supuesto una disminución de las mediciones de parámetros meteorológicos realizadas desde plataformas de aeronaves que oscila entre el 50 y más del 80 % en las dos últimas semanas.

Por ello, los países afiliados a EUMETNET, una organización en cuyo seno colaboran los 31 Servicios Meteorológicos Nacionales de Europa, analizan actualmente mecanismos que permitan potenciar las capacidades a corto plazo de otros componentes de sus redes de observación a fin de mitigar parcialmente esta pérdida de observaciones realizadas desde aeronaves.

“Las consecuencias del cambio climático y de la creciente cantidad de desastres de naturaleza meteorológica no cesan. La pandemia de la COVID-19 conlleva un desafío adicional, y puede agravar los riesgos asociados a múltiples peligros en países concretos. Por consiguiente, es fundamental que los gobiernos presten atención a sus capacidades nacionales de observación meteorológica y emisión de alertas tempranas a pesar de la crisis de la COVID-19”, dijo el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.

También, partes importantes del sistema de observación —por ejemplo, sus componentes satelitales y muchas redes terrestres de observación— son parcial o totalmente automáticas, sin embargo, de prolongarse la pandemia las labores de reparación, mantenimiento y aprovisionamiento se dejarán de hacer, así como la falta de nuevos despliegues.

La OMM fue enfática en aclarar que aún en muchos países en desarrollo todavía no se ha completado el proceso de transición a las observaciones de superficie que les permita automatizarlas, por lo que la comunidad meteorológica aún debe recurrir a las observaciones que los observadores meteorológicos realizan manualmente y luego transmiten a las redes internacionales para su uso en modelos meteorológicos y climáticos mundiales.

Advirtieron además que han constatado una notable reducción de ese tipo de observaciones manuales en las dos últimas semanas.

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Mapa proporcionado por la OMM

Los países representados en colores más oscuros transmitieron menos observaciones durante la semana pasada que la media de enero de 2020 (antes del brote de COVID‑19); los países representados en negro actualmente no transmiten datos)

 

“Por el momento, se prevé que la disminución en la cantidad de observaciones afectará de manera relativamente limitada a la calidad de los productos de predicción meteorológica. Sin embargo, cada vez se dispone de menos observaciones meteorológicas de aeronaves, y puede que los pronósticos experimenten una pérdida gradual de fiabilidad”, dijo Lars Peter Riishojgaard, director de la Sección del Sistema Tierra del Departamento de Infraestructura de la OMM.

La OMM también supervisa el intercambio de observaciones procedentes de sistemas de observación marina, que brindan datos de importancia decisiva sobre las dos terceras partes de la superficie terrestre que están cubiertas por los océanos.

La mayoría de esos sistemas son sumamente autónomos, pero con el paso del tiempo, la cantidad de observaciones que realizarán disminuirá a causa de las labores de reparación, sustitución o reaprovisionamiento que no se podrán llevar a cabo a causa del brote de la COVID-19.

Actualmente, se ha evidenciado una leve reducción en la cantidad de observaciones procedentes de buques y algunas plataformas de observación autónomas. Sin embargo, las consecuencias todavía no son graves.

Observaciones desde el espacio:

Como aspecto positivo, la estabilidad del componente espacial del sistema de observación, siguen operando.

Actualmente, 30 satélites meteorológicos y 200 satélites de investigación proporcionan observaciones ininterrumpidas y sumamente automatizadas.

Los satélites los operan miembros del Grupo de Coordinación de los Satélites Meteorológicos (GCSM) y del Comité sobre Satélites de Observación de la Tierra (CEOS).

Aunque se prevé que, a corto plazo, el componente espacial del sistema de observación no se verá afectado y se mantendrá plenamente operativo, la OMM está en contacto con los operadores de satélites meteorológicos para evaluar las posibles repercusiones a largo plazo de la pandemia de la COVID-19.

Asimismo, más de 10.000 estaciones meteorológicas de superficie, automáticas o dotadas de personal, 1.000 estaciones en altitud, 7.000 buques, 100 boyas fondeadas y 1.000 boyas a la deriva, cientos de radares meteorológicos y 3.000 aeronaves comerciales, especialmente equipadas, están encargadas de medir a diario parámetros clave de la atmósfera, la tierra y la superficie del océano.

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