Miércoles, 16 Abril 2025
Vecinos siguen afectados, cientos de denuncias se han hecho, administraciones de diferentes partidos han gobernado y nada cambia. El relleno no da más.

Ya han pasado exactamente seis años desde el informe de Catorce6 que denunció la gravedad de las consecuencias del manejo que se le dio al relleno Doña Juana entre el 2000 al 2009 y sus lixiviados. 

En ese momento el Distrito había revocado el contrato con el operador deficiente y se estaba estrenando uno nuevo. Los vecinos en su momento reconocieron la mejoría en olores y disminución en la presencia de vectores como roedores, moscas, perros y aves. Sin embargo con el paso del tiempo la conclusión es que nada cambió.

Si hiciéramos el ejercicio de copiar y pegar la denuncia hecha en ese entonces, parece que no se tratara de un artículo nuevo, pues los problemas son los mismos, según cuenta la comunidad del sector.

“Se destapó Doña Juana”, decía José Francisco Santos, un vecino del relleno en 2011 cuando los malos olores llegaban a su casa. ¿Y ahora? Exactamente lo mismo pasa.

“En este preciso momento hay un olor insoportable en ese botadero, porque no es un relleno, es un botadero; el aire está contaminado y la gente se está enfermando mucho y sigue la presencia de moscas, bichos y ratas, hace tiempo que llevo pidiendo una fumigación o un control de esas plagas pero no lo han hecho”, denuncia Francy Córdoba, habitante del barrio Monteblanco, contiguo a Doña Juana.

Y es que la situación se ha puesto aún más difícil durante estos años. Por ejemplo en octubre de 2015 se presentó un deslizamiento de 600 mil toneladas de basura, lo que obligó al Distrito a decretar alerta amarilla ambiental. En ese momento la presencia de roedores y moscas se multiplicó, además del reporte de decenas de niños y adultos que presentaron cuadros de diarrea y deshidratación.

foto 7 relleno doña juana                                                                                Foto: Captura youtube

En diálogo con Catorce6, Nestor Franco director de la Car Cundinamarca, hizo un diagnóstico de la situación del relleno, donde describe los problemas principales y los graves riesgos de no solucionarlos.

El primer gran problema es la planta de lixiviados, la cual “no está cumpliendo de manera satisfactoria con los parámetros establecidos” y tiene deficiencias estructurales que se han evidenciado, no solo en los deslizamientos, sino en la contaminación diaria que se vive en el sector de El Mochuelo.

“Hemos requerido a la UAESP para que intervenga y tome medidas porque la planta sin lugar a dudas no cumple con las tecnologías más modernas en materia de lixiviados”, dice Franco.

Se quedó pequeño el relleno

El director de la Car, no solo en la entrevista sino en diferentes oportunidades, ha advertido que el área licenciada no es suficiente para garantizar la adecuada disposición de los residuos en los próximos años y “menos para dentro de 20 o 30”. Por eso pide que se presente un plan a largo plazo, que puede ser la ampliación del área, establecimiento de estaciones de transferencia o incluso llevarlo a otro punto, fuera de Bogotá.

Sobre las denuncias de la comunidad, la Car dice que es preocupante la “conurbación que se sigue incrementando alrededor del relleno”, generando graves problemas para la salud y el medio ambiente que se evidencia en la enorme generación de vectores.

Al respecto la UAESP emitió un comunicado el pasado 4 de abril en el que señala que por su solicitud “el operador del Relleno Sanitario Doña Juana reforzará la frecuencia de las fumigaciones y los recubrimientos temporales de los residuos con el fin de reducir la presencia de vectores (mosquitos) en las zonas aledañas al relleno”.

“Este relleno sanitario tiene una vida útil hasta el año 2022, estamos revisando alternativas para la disposición y el tratamiento de residuos, que pueden ser una expansión del actual relleno, entre otras“, dijo en enero de 2017 Beatriz Cárdenas, directora de la UAESP. Posteriormente el reciente primero de Junio manifestó que con estudios que van avanzando que indican cambios tecnológicos y decisiones entre ellas compras de predios, se podría ampliar hasta el 2040 e incluso hasta el 2070.

La culpa también es de la ciudadanía,... y de la Comisión de Regulación  La responsabilidad no solo le cabe a las administraciones distritales. El bajísimo nivel de separación en la fuente y reciclaje hace que el relleno reciba cada día más basura y siga presentando los mismos problemas de hace 20 años. La Comision de Regulacion de Agua y Aseo no ha logrado una estructura tarifaria que alinee a operadores, ciudadanos, industrias que utilizan material reciclado y recicladores. 

Foto 6 relleno doña juana                                                                                    Foto: Primiciadiario.com

Según datos oficiales, para el año 2010 se dispusieron 2.23 millones de toneladas de basura en el relleno y en 2016 la cifra ascendió a 2.25 millones. En cuanto a los residuos per cápita, en 2016 se dispusieron 0.28 toneladas, exactamente la misma cantidad por persona que en el año 2005. Lo peor es que la cifra de reciclaje no supera el 17%, que parece un techo impenetrable no solo en Bogotá sino en todo el país.

Franco finaliza haciendo una advertencia en ese sentido: “en lo que no hemos avanzado absolutamente nada es en la conducta ciudadana que sigue propiciando una gran generación de residuos, cerca de 7.000 toneladas diarias, no hemos bajado, la política de Basura Cero no dio resultados y mientras no se reduzca la generación vamos a requerir más suelo para relleno”.

Expertos en la materia hacen énfasis en la necesidad de adoptar modelos económicos y tarifarios que incentiven la reducción y el aprovechamiento y reciclaje de residuos que son comunes en muchos países.  No son pocos los bogotanos que ven cómo después de separar la basura en el hogar, esta es mezclada en los camiones recolectores. Algo sigue fallando en la regulación expedida por la CRA. 

Lo grave es que el día en que la Comisión de Regulación decida adoptar un modelo coherente con el Plan de Desarrollo hacia un crecimiento verde y con los compromisos de reducción de emisiones del país, se tendrá que esperar a que se venzan los contratos de operación para adoptarlos. Lejos está todavía ese momento así como un nuevo relleno para Bogotá.


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