Miércoles, 16 Abril 2025

Por. Eduardo Chávez López

La viabilidad ambiental y social de un proyecto no es un requisito formal, es la manera como se asegura su sostenibilidad. Esta puede obtenerse o perderse en cualquiera de las etapas de ejecución y no está definida por una resolución o un acto administrativo formal. Simplemente, la viabilidad ambiental y social aparece o desaparece de acuerdo con la conjugación de un conjunto de variables ambientales, socioeconómicas, culturales, políticas y técnicas, que actúan de manera diferente de acuerdo a las circunstancias o el contexto donde se desarrolla el proyecto. Aunque, como en todo, no hay fórmulas rígidas, nuestra experiencia como consultores y el análisis de casos críticos nos dan licencia para atrevernos a proponer estos mandamientos:

1.       Entienda que por encima de su proyecto hay unos recursos naturales y unas comunidades que proteger y ese criterio pesa cada vez más en Colombia y en el mundo de hoy.

2.       Diseñe su proyecto con el menor impacto negativo sobre el entorno natural y social y busque el mayor beneficio social, ambiental y económico en el proyecto.

3.       Establezca una comunicación técnica con las autoridades públicas territoriales y ambientales que intervienen en cualquiera de las etapas del proyecto. Conozca sus planes y proyectos. Esta  información es pública (planes de desarrollo, planes trienales).

4.       No haga caso de los nuevos amigos que dicen tener una relación muy cercana con la CAR, la ANLA o el alcalde del municipio. Al empezar a transitar ese camino, usted mismo disminuirá la calidad técnica de su proyecto, trasladará la discusión a un escenario subjetivo y podrá poner en manos de la “politiquería” un proyecto que debe estar blindado de cualquier influencia corrupta.

5.       Enfrente cualquier requerimiento de la autoridad ambiental o local buscando hacer entender la motivación técnica o institucional al funcionario que lo atiende. Hágalo con respeto y criterio técnico.

6.       Conozca las comunidades con las que va a relacionarse: su historia, sus características culturales, sus dinámicas organizativas. Identifique las tendencias del desarrollo de las comunidades y conviértase en un potenciador respetuoso de estas y de su mejoramiento social. Tenga en cuenta que no todo lo que usted cree que necesita una comunidad obedece a sus características.

7.       Tenga claro que el origen de cualquier reacción negativa está en la percepción que esa comunidad tiene de su empresa, de su proyecto o de experiencias que para ella son similares. No se ofusque con eso: diseñe una estrategia para entender que debajo de cada percepción negativa subyacen varios elementos entre los que pueden estar: un error anterior, una información inexacta o errada, relaciones históricas confrontacionales u otras ajenas a usted. En todos los casos es posible vencer esas percepciones negativas y construir sinergias con esas comunidades.

8.       No mire las comunidades como el enemigo del proyecto. Pavimente el camino hacia una alianza estratégica de largo plazo.

9.       Haga una matriz con “semáforos” que le permita identificar los posibles riesgos ambientales y sociales durante toda la vida del proyecto. Revise esa matriz de manera periódica y tome correctivos allí donde le aparezca la alerta amarilla, no deje que la crisis llegue a “rojo”. Acuérdese de que la viabilidad ambiental y social se logra o se pierde, sin importar la fase donde se encuentre el proyecto.

10.   Apersónese y sáquele ventaja a sus logros ambientales y sociales, incorpórelos como un valor corporativo de su empresa y de todos sus empleados y trate de aplicarlos en los nuevos proyectos que emprenda.

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